Pamplona - El Parlamento de Navarra designó el jueves a Koldo Martínez Urionabarrenetxea senador autonómico con los votos de PSN, Geroa Bai y Podemos, las abstención de EH Bildu e I-E, y el voto en contra de Navarra Suma. A sus 66 años, Martínez encara ilusionado su nuevo reto político, y que tal vez sea su última experiencia institucional. “Los humanos somos animales políticos. Yo siempre estaré vinculado a la política”, matiza el futuro senador, que tomará posesión una vez se constituyan las Cortes Generales tras las elecciones. Hombre culto, médico reconocido y experto en bioética, Martínez celebra el nuevo Gobierno de Navarra, que considera centrado y con “mucho recorrido en el futuro” en una sociedad que, cree, “cada vez va a aceptar con más normalidad” la alianza institucional entre PSN y Geroa Bai, basada en una voluntad de “diálogo y acuerdo” que echa en falta en la política de ámbito estatal.

¿Por qué tenía interés Geroa Bai en lograr el senador autonómico?

-Porque llevamos ya unos años sin la voz de Geroa Bai en las Cortes Generales. Y en Madrid de Geroa Bai habla todo el mundo menos Geroa Bai. Así que si van a hablar de Navarra y de Geroa Bai, y si lo van a hacer de forma malintencionada, queremos que se nos escuche.

¿Y por qué Koldo Martínez?

-Supongo que porque soy conocido, y ya me he dedicado a explicar qué es Geroa Bai. Ahora tenemos una portavoz excepcional en el Parlamento de Navarra como es Uxue Barkos, así que mis compañeros han pensado que puedo ejercer esa labor desde Madrid.

Tras dos intentos de ser diputado, finalmente irá a Madrid designado por el Parlamento. ¿Sabe a premio de consolación?

-No, para nada. Es verdad, me he presentado dos veces para ir a Madrid y no he salido elegido, pero nunca lo he vivido como un fracaso. Aquello sirvió para difundir las ideas, las actitudes y el talante de Geroa Bai. Y eso es muy importante. En política hay que participar siempre, aunque no logres tus objetivos. Así lo veo al menos. Yo soy un optimista militante, y me curro el optimismo vital y político todos los días. Y así creo que hay que encarar la vida.

¿A quién va a representar Koldo Martínez en Madrid?

-Pretendo representar a esa Navarra que mayoritariamente se identifica con las políticas de progreso y de profundización democrática. Soy muy consciente de que el senador se debe a Navarra, y no exclusivamente a su organización, como ocurre con muchos otros cargos institucionales. Pero tampoco se puede obviar que el senador pertenece a una formación concreta que tiene un ideario y un talante concreto. No son cosas incompatibles.

¿Y qué va a plantear en Madrid?

-En primer lugar una profundización democrática. No hablo solo de votar. Hablo de los derechos humanos, en su totalidad. Derechos humanos, civiles, culturales, políticos. Y por su puesto, una defensa de Navarra, de su autogobierno, de sus derechos históricos. Siempre además desde la defensa de la bilateralidad y del dialogo como vía para llegar a acuerdos, y como vía también para expresar los desacuerdos. En eso Navarra, y Geroa Bai en particular, están siendo un ejemplo estos últimos años.

¿Se puede defender el autogobierno desde el Senado?

-El autogobierno hay que defenderlo siempre y en todos los sitios, desde el Senado hasta el concejo más pequeño. En el Senado hay además voces recentralizadoras muy importantes. Ahí está por ejemplo Ciudadanos, o algunas posiciones del PP. Y son voces que deben tener una respuesta desde las propias instituciones, sobre todo ahora que con su práctica política UPN ha renunciado al foralismo.

En la calle sin embargo se considera una Cámara intrascendente.

-Comparto que se ha desvirtuado la función inicial del Senado como Cámara territorial, y que habría que plantear una reforma para que recupere su protagonismo. Pero sigue siendo una Cámara legislativa importante. Sobre todo en cuestiones como el Estado autonómico o la foralidad. La aplicación del artículo 155 por ejemplo es competencia del Senado.

¿Qué hará si se vuelve a plantear una intervención de la autonomía catalana?

-No somos partidarios de decisiones unilaterales, ni de un lado ni del otro. No compartimos la posición que algunos grupos han mantenido en defensa de una independencia unilateral, pero tampoco la negación al diálogo ni la aplicación del artículo 155 como respuesta a unas reivindicaciones que son democráticas. Los problemas políticos se solucionan mediante el diálogo y la búsqueda de acuerdos. Es lo que defendemos aquí y lo que defenderemos en Madrid.

¿Cuál es su posición en la cuestión territorial, que prácticamente monopoliza el debate político?

-Yo no soy independentista. Hay gente en Geroa Bai que lo es, pero yo no. Para mi el debate de las naciones Estado cada vez tiene menos sentido. Creo que cada vez somos más quienes pensamos que Navarra tiene un estatus propio y un autogobierno en el que debemos profundizar desde un buen posicionamiento en Europa. Para mi, es más importante tener una presencia real en Europa que andar reivindicando una nación-Estado, que es ya una preocupación del siglo pasado.

¿Le ha molestado que I-E no le haya querido apoyar porque le considera “conservador”?

-Para nada. Al revés, me ha hecho mucha gracia. Mi relación con I-E y con Marisa de Simón ha sido buenísima siempre. Es verdad que en este tema hacíamos una interpretación distinta del acuerdo de Cambio-Aldaketa. Pero es agua pasada. Ya lo dije en el Parlamento, Iñaki Bernal ha hecho una gran labor en el Senado, y se lo agradezco.

Entonces tampoco le habrá importado la abstención de EH Bildu.

-EH Bildu decidió abstenerse porque la elección estaba ya garantizada. Pero es verdad que su votó va a ser determinante en muchas ocasiones esta legislatura, y creo que veremos un poco de todo. Va a tener un papel muy interesante, pero también una responsabilidad muy importante en lo que vaya a pasar en Navarra estos cuatro años.

¿La elección el senador autonómico supone el final definitivo del cuatripartito que hizo el cambio?

-Ciertamente, el cuatripartito anterior feneció el día de las elecciones. La ciudadanía votó y con esas cartas tenemos que jugar. Precisamente, el acierto de Geroa Bai, y de Uxue Barkos en particular, ha sido apostar desde la misma noche electoral por un gobierno plural, progresista y estable. Sin embargo, el liderazgo del gobierno ya no está en nuestra mano, sino en la del PSN.

¿Y cómo ve al PSN?

-Estamos viviendo un momento muy interesante en Navarra. El PSN ha pasado de estar unido al bloque de derechas contra el Gobierno de Uxue Barkos a liderar un Gobierno plural y progresista, y eso es algo que nos agrada mucho.

¿Hay confianza?

-Somos conscientes de la historia reciente del PSN. Pero lo más importante es que tanto el PSN como Geroa Bai hemos hecho una apuesta firme, decidida y leal para que este Gobierno funcione. Hemos conseguido un acuerdo de legislatura que nos satisface mucho, y que apuesta por dar continuidad y profundizar en las políticas de los cuatro años anteriores. Lógicamente, vamos a tener diferencias y chocaremos en algunas cuestiones más que en otras. Pero nos gusta la música y la letra.

¿Este es un Gobierno continuista?

-Es otro escenario. El Gobierno de Uxue Barkos supuso una fractura política con todo lo anterior. Un punto de inflexión con un sistema bipartidista en el que se arrinconaba sistemáticamente a un sector importante de la población. Fue un cambio sensato, tranquilo e integrador, pero también profundo. Y lo que tengo claro es que sin aquello este Gobierno no hubiera sido posible.

¿Y le ve solvencia como para que perdure en el tiempo?

-Yo creo que sí. Soy consciente de que este Gobierno va a tener problemas. Los primeros presupuestos no van a ser fáciles, y habrá que negociar mucho con unos y con otros. Pero tengo la impresión de que la aceptación social cada vez será mayor. Navarra ha superado la visión maniquea entre buenos y malos navarros. Si este Gobierno funciona bien, y creo que lo hará, va a durar más de cuatro años. Y eso será muy positivo para la sociedad navarra.

¿Por qué?

-Porque vivimos en una sociedad centrada, muy alejada de los extremos. Y, en el fondo, el trabajo en común entre el PSN y Geroa Bai supone el reconocimiento de que Navarra es una sociedad diversa, compleja y plural. Al final, los que pensamos distinto en algunos aspectos, en realidad no estamos tan lejos.

Sin embargo, esa alianza va a necesitar de EH Bildu para poder gobernar.

-Así es. Y lo que esta semana ha ocurrido con la Mancomunidad de Pamplona es una buena señal. Todos estamos viendo la necesidad de reconocer la riqueza que supone la pluralidad, y que es necesario sumar fuerzas. Podemos estar ante el inicio de una amplia mayoría progresista en las instituciones que represente a esa mayoría social que existe en Navarra desde hace mucho tiempo, pero que no se ha visto representada hasta hace cuatro años.

¿Qué papel le queda a Geroa Bai en este escenario?

-Nuestro objetivo ahora es reforzarnos. Hacer de Geroa Bai una fuerza con más presencia en todo el territorio. Un movimiento que integre a toda la geografía foral, y que colabore con esas candidaturas independientes que desde sus ayuntamientos buscan otras formas de hacer las cosas. Geroa Bai es y tiene que ser un movimiento amplio y aglutinador de muchas formas de pensar distintas.

Finalmente Geroa Bai se presentará el 10-N. ¿Han tenido dudas?

-No, ninguna. Estas son unas elecciones que nos pillan a contrapelo a todo el mundo. Pero si hay elecciones Geroa Bai tiene que estar para defender sus ideas siempre.

¿Comprende el malestar ciudadano con la repetición electoral?

-Claro, cómo no. Es normal que esté harta de políticos que son incapaces de llegar a acuerdos. Lo que me llama la atención es que quienes no han sido capaces de ponerse de acuerdo ahora, son los mismos que van a tener que negociar después del 10-N. No tiene ni pies ni cabeza. No sé a qué están jugando, la verdad.

¿Qué se espera encontrar en Madrid después de las elecciones?

-Me gustaría encontrar una mayoría progresistas con un ánimo negociador y dialogante, dispuesta a llegar a un acuerdo. No hacerlo sería el reconocimiento del fracaso de la política. Y confío en que no ocurra, aunque solo sea porque el hartazgo de la ciudadanía es tan grande que están obligados a pactar. Lo contrario supondría abrir la puerta a un Gobierno de derechas. Y seria imperdonable.