- 360 grados, el programa que dirige y presenta, no ha evitado asuntos que hace años parecían espinosos, por ejemplo, sobre el modo de funcionar de la Casa Real. Empezaron en 2018 y constataron "un gran interés" por parte de la audiencia. "Hay una necesidad desde hace muchísimos años de saber, y muchas cuestiones sobre las que no hemos tenido acceso. Creo que era importante hacer trabajos sobre una institución tan opaca y sobre la que hay una demanda tan alta de información".

Detectan miedo a pronunciarse en esta cuestión.

-Sí, es un asunto sobre el que mucha gente sabe cosas, y sobre las que ha habido una especie de pacto de silencio durante muchos años, que yo creo que poco a poco se va resquebrajando. Yo creo que es la única institución sobre la que no se ha podido hablar literalmente durante muchísimos años, no se podía siquiera mencionar nada que ver que no tuviera relación con las vacaciones de los reyes en Mallorca y poco más fuera de la agencia oficial. Solamente los medios extranjeros han podido informar sobre ello y la prensa española ha ido a rebufo en contadas ocasiones. Todavía hoy cuesta que quienes han estado cerca puedan hablar. Siempre digo que la monarquía es el tema sobre el que más negativas hemos recibido.

¿Ha habido autocensura en los medios o directrices para proteger esta institución?

-Las dos cosas, ha habido una parte de censura en la medida en la que no solo desde la Casa Real, también desde los grandes medios se silenciaban informaciones que no interesaba que se conocieran, y ha habido también una parte de autocensura porque informar sobre la monarquía era un problema. Eso poco a poco va cambiando y la prueba es que en 360 grados hemos realizado tres reportajes sobre la monarquía y nunca hemos recibido presiones directas para que no se hicieran. Creo que algo va cambiando pero aún y todo falta lo más importante, la demanda mayoritaria que es transparencia. A partir de ahí ya podremos entrar en un debate sobre el modelo de estado, pero lo prioritario es la transparencia y si realmente quiere darse un cambio desde la etapa de Juan Carlos a Felipe, lo primero que tiene que cambiar de verdad, y no solo de palabra, es la transparencia, que podamos informar.

Hace 2 años ya advertía sobre la posibilidad un cortafuegos para defenestrar a Juan Carlos I reforzando por contraposición a Felipe VI sobre una similar opacidad.

-Proteger a la monarquía siempre ha sido una cuestión de estado, lo era antes y lo es ahora. Por tanto, si ahora hay un problema incontenible ante la opinión pública, que es la etapa y las posibles actuaciones de Juan Carlos, el objetivo sigue siendo proteger la institución monárquica, por tanto la estrategia siempre va a ir derivada a proteger al actual rey. Eso ya en 2018 lo veíamos claro porque ya empezabas a tener informaciones sobre lo que había hecho Juan Carlos, pero seguía siendo muy difícil que alguien informara de los viajes de Felipe o simplemente con quién se reúne o cuáles son sus actividades. Es algo que sigue sin ser público. Si lo hubiera sido durante la etapa de Juan Carlos, no habría tenido la posibilidad de actuar como presuntamente ha actuado. Es decir, si queremos garantizar que el actual rey y la institución monárquica en estos momentos pueda ser fiable, por decirlo de alguna manera, tendrá que ser también transparente. No pasa con ninguna otra institución el que no podamos tener acceso a la agenda real, a saber cómo se mueven, para un control periodístico.

Se ha visto los costes y riesgos de idealizar a una jefatura con esas condiciones.

-La figura de la monarquía ya es algo que en 2020 cuesta comprender. Si además hay ciertas informaciones derivadas de la falta de transparencia durante todos estos años y descubres que no era como te lo vendieron... de ahí tiene que haber una reflexión. Yo creo que el mayor miedo en estos momentos es que esa reflexión derive en una demanda cada vez más mayoritaria del fin de la propia institución monárquica. Y ahora mismo la estrategia es evitar eso. Apuntalar la institución, que no haya dudas sobre la continuidad de la monarquía y que el debate sea otro.