El pacto presupuestario alcanzado con EH Bildu permite al Gobierno de Navarra reconocer en público lo que hasta ahora hacía en privado. Que la oferta de Navarra Suma era una trampa política que ha terminado de desvelarse por sus incoherencias.

El vicepresidente del Ejecutivo, Javier Remírez, señaló ayer las incoherencias de la derecha, que ahora “se opone a un presupuesto que antes consideraba válido” con una ausencia total de argumentos. De hecho, Remírez contestó ayer a lo que lleva días quejándose Javier Esparza, que dice que el Gobierno no ha querido negociar con ellos. “Navarra Suma no planteó una negociación, sino una abstención a cambio de vetar a otro partido”.

Quizá por eso, Remírez reivindicó ayer que el suyo es un Gobierno “progresista”, cuyas líneas están recogidas en el acuerdo programático. Y todo aquel que siga la “línea política del mantenimiento de los servicios públicos y el mantenimiento del empleo y lucha contra la pandemia” tiene espacio de negociación.