La Hacienda Foral de Navarra recaudó el pasado año 3.600 millones, una cifra muy similar a la del año anterior pese a la pandemia, sostenida fundamentalmente por las rentas del trabajo y el consumo. De hecho, casi la mitad de la recaudación de 2020 fue mediante el IRPF, el principal impuesto que hoy sostiene la recaudación en Navarra.

Cuatro de cada diez euros que ingresó el Gobierno foral (42%) fue mediante la declaración de renta, en su gran mayoría en las retenciones al trabajo. Solo el IVA aporta cifras similares, aunque por debajo. Fueron 1.125 millones, el 31,2% del total de la recaudación. Y muy lejos de la aportación de otros impuestos como los Impuestos Especiales o el Impuesto de Sociedades, que apenas suponen el 12,7% y el 7,2% del total de los ingresos públicos.

El conjunto de la recaudación tuvo una caída del 8% el pasado año como consecuencia de la crisis. Una merma que sin embargo apenas afecto al IRPF, que se redujo en un 0,35% respecto al año anterior. Los ERTEs aprobados durante la pandemia han servido para sostener la recaudación directa. No así la indirecta, que fruto de las restricciones se retrajo un 14,5%.

En total, la Hacienda Foral recaudó el pasado año 3.627 millones, 1.484 millones más de los que ingresó en el ejercicio de 2000, lo que supone un incremento de más del 50% en las últimas dos décadas. El mayor aumento se produjo entre los años 2004 y 2007, en los que los fondos públicos pasaron de 2.621 millones a 3.593. La recaudación cayó en los años siguientes como consecuencia de la crisis económica, que tocó fondo en 2010 con 2.868 millones. Tras varios años de estabilidad los ingresos mejoraron ligeramente a partir de 2014 y de manera más sustancial desde 2016, para volver a caer nuevamente en 2020.

Son las cifras que deja un año marcado por la crisis sanitaria, pero que consolidan una tendencia que se viene observando los últimos 20 años. En el pasado ejercicio Navarra recaudó mediante el IRPF 898 millones más que en el año 2000. Un incremento del 143% sustentado fundamentalmente por las rentas del trabajo, cuya aportación a las arcas públicas ha crecido en este periodo un 158%. El incremento en las últimas dos décadas en las rentas del capital en cambio han sido menor, de 27%. Cifras que en cualquier caso contrastan con la recaudación por el Impuesto de Sociedades, que el pasado año fue ligeramente inferior a la del año 2000. En 2020 las empresas aportaron a las arcas públicas navarras 260 millones, 25 millones menos que dos décadas antes, lo que supone un descenso de casi el 10%.

En ese sentido, es especialmente llamativo el aumento de la diferencia entre lo que aporta el IRPF a la Hacienda Foral y lo que lo hace el Impuesto de Sociedades en los últimos 20 años. Si en el año 2000 el margen entre lo que se recaudaba en Navarra por la renta y por Sociedades era de 344 millones, hoy es de 1.267 millones, prácticamente cuatro veces más.

En lo que se refiere a los impuestos a la riqueza, se observa una tendencia diferente en cuanto al Impuesto del Patrimonio y el de Sucesiones. El primero ha pasado por etapas distintas los últimos años, pero los ingresos actuales son prácticamente los mismo que en el año 2000. En el último ejercicio se ingresaron por este concepto 42 millones, frente a los 41,9 de hace dos décadas. El impuesto quedó prácticamente anulado entre 2009 y 2011, y se ha mantenido estable desde su reinstauración aquel año, con cifras que oscilan entre los 30 y los 50 millones.

En cambio, en Sucesiones ha habido un incremento paulatino de la recaudación, desde los 14 millones ingresados en 2000 hasta los casi 60 del último ejercicio, en el que se ha observado un repunte de la tributación por este concepto.

Finalmente, respecto al IVA, cabe señalar que el conflicto abierto entre Navarra y el Estado a cuenta de las exportaciones de VW terminó con un acuerdo que ha acabado modificando de forma sustancial la relación financiera entre ambas administraciones. En términos económicos la situación no tiene grandes consecuencias porque el Estado acaba compensando la diferencia, pero sí cambia el flujo de la dirección del dinero. Hasta 2012, Navarra recaudaba de forma directa la mayor parte del IVA, y ajustaba con el Estado una parte menor. Esa relación cambia desde ese ejercicio, de forma que la Hacienda Foral es hoy más dependiente de los ajustes con Madrid, que aporta a Navarra el 70% de los ingresos por IVA. El resto es gestión directa.