El coste económico directo de la pandemia en Navarra tiene un cifra: 422 millones de euros.

Es lo que ha gastado el Gobierno de Navarra durante los dos últimos años para combatir no solo los efectos de la pandemia de coronavirus en los hospitales, centros de salud o residencias, sino también para compensar con ayudas a todos los sectores afectados, desde los autónomos, la industria y los bares hasta la agricultura y la cultura.

Con la pandemia prácticamente doblegada -gracias a ese 90% de tasa de vacunación- y justo cuando ha desaparecido la obligatoriedad de llevar mascarilla -quizá la restricción que más se vincula a la pandemia- en interiores, el Gobierno foral ofrece en su portal de transparencia una pesteña específica para comprobar cuánto dinero ha costado a los contribuyentes navarros la pandemia.

Al menos de forma directa, en lo que podríamos considerar como un primer desembolso urgente de dinero. Porque para calcular el verdadero impacto de una complicadísima crisis sanitaria, cuyos efectos económicos y en la sociedad ya se empiezan a ver -en forma de ralentización o repunte de las enfermedades mentales, por ejemplo- todavía es pronto.

LA EVOLUCIÓN DE LA PANDEMIA

Un vistazo a los datos permite hacerse cargo del golpe económico, a todos los niveles, que ha supuesto la pandemia. No solo en los hospitales: también en sectores productivos con la hondura con la que cualquier ciudadano puede hacerse a la idea. Pero un análisis más reposado permite ver, a través de los números, cómo ha evolucionado la pandemia en Navarra.

El ejercicio de 2020 es el que conllevó más gasto en covid: 224.969.800 €. Explota la pandemia y es un año de gasto urgente, a la desesperada. Hace falta material y profesionales, y con lo que quede, tapar los huecos más urgentes. Así se entiende que el Gobierno tuviera que gastar 21 millones de euros en material sanitario, al margen de los casi tres millones para equipamiento médico -Navarra también acudió a un mercado de pirateo máximo para adquirir respiradores, por ejemplo-.

Cerca de 20 millones se fueron en contratación extraordinaria de sanitarios -la mayoría para los hospitales, pero también para la Atención Primaria-. Y otra gran remesa que supuso casi el 11% -24 millones- del gasto covid de aquel año fue para ayudas urgentes a los autónomos, golpeadísimos por las restricciones derivadas de la pandemia, y que van aparte de los 15 millones que recibieron los hosteleros.

Hay otras grandes conceptos: el Gobierno de Navarra tuvo que gastar más de cinco millones y medio de euros en material tecnológico para la educación navarra, que sufrió una transición acelerada hacia la educación en remoto. Y casi seis millones de euros se necesitaron para reforzar la Renta Garantizada, la ayuda para las personas más vulnerables.

Más de ocho millones costaron los conciertos hospitalarios en un momento en el que red pública y privada trabajaron de la mano. Y aquel año deja algunas inversiones llamativas: 14 millones para compensar la economía local o siete millones para adquisición de acciones del sector público en un momento en el que muchas empresas públicas necesitaban urgentemente una recapitalización.

CAMBIO EN LAS NECESIDADES

Es un panorama totalmente diferente al del año 2021. El año 2020 es el de la urgencia sanitaria; 2021 es el año de ayudar a los que se han visto más golpeados por el parón económico de la crisis. Se gasta menos: 197 millones. Y las necesidades cambian. Se necesita menos material médico, pero más refuerzo en personal. La partida pasa de 21 millones a 4, y en el camino contrario el refuerzo de la atención primaria pasa de 5 millones a 10. La partida de equipamiento médico se reduce casi hasta lo insignificante: de los tres millones a poco más de 8.000 euros, que no alcanza ni para el peor respirador.

El gasto covid pasa de la emergencia a la ayuda: el 38,9% se sigue yendo a Sanidad, pero el 24,53% se destina a ayudas a autónomos y empresas. Son 48 millones para autónomos y pymes que se suman a los 15 que se mantienen para la hostelería. Y el tener material suficiente del año pasado permite reforzar la educación -con un repunte importante en la contratación-, los servicios sociales -con el doble de dinero para la Renta Garantizada- o las políticas de empleo -con dos millones más para incentivar la contratación.