a incertidumbre entre los vecinos el martes era máxima en Peralta y es que, aunque desde primera hora de la mañana se fue rumoreando "que cambiamos de fase", "que nos van a confinar" y "que van a cerrar todo", entre otras cuestiones, tal y como explicaban algunos peralteses, lo cierto es que hasta última hora de la tarde no se concretaron las nuevas y restrictivas medidas, una serie de acciones "duras", tal y como explicaba el alcalde Juan Carlos Castillo, que buscan aliviar ese incremento de contagios.

Quienes sí que sabían un poco más por dónde iban los derroteros fueron los hosteleros y, de hecho, el propietario del Horno Barcos, dueño además del Gunfly's, un conocido bar de copas de la localidad, explicaba que era conocedor desde la mañana de que cambiaba de nuevo el horario de cierre y que a las 22.00 horas tendrá que cerrar de ahora en adelante. Con cierta resignación, aseguraba, "parece que siempre culpan a la hostelería de todo y no a las reuniones, casas rurales y comidas que se hacen los fines de semana. Sin embargo, también es cierto que hay mucha gente mayor que critica a los jóvenes sin motivo ya que después están sin mascarilla".

En este caso, insistía, "nosotros llevamos con el Gunfly´s cerrado desde el 15 de agosto, después de abrirlo en julio tras el confinamiento, porque vimos que no podíamos contener y controlar el aforo". Y es que, puntualizaba, "si había algún problema en este bar nos arriesgábamos a que nos cerrasen los dos, y eso no podía ser".

La cafetería, comentaba este hostelero, "la tuvimos cerrada un mes y medio y ahora vamos cumpliendo con las normas pero, por ejemplo, a partir de mañana no podremos dar cenas, que es algo que solemos hacer, porque hay que cerrar a las 22.00 horas y no tiene sentido, nadie va a venir a cenar antes".

Además, el aforo del establecimiento se va a ver reducido al 50%, algo que tampoco ayuda ya que "hoy en día apenas vienen vecinos debido a los horarios restringidos y al miedo que se está implantando en la gente. Este fin de semana pasado no vino nadie. Al final estamos abiertos pero acabará por no venir nadie".

Otra vecina, en este caso autónoma del sector turismo, propietaria de una agencia de viajes en el municipio, se mostraba más disconforme con las medidas puesto que, comentaba, "no entiendo el porqué de limitar algunos horarios". Con su negocio muy afectado por el coronavirus, reiteraba sin embargo que, "aunque no me parece bien que cierren el pueblo, supongo que será una decisión muy meditada y que la habrán tomado tras muchas reuniones y con asesores. Ojalá supiésemos cómo acertar".

Sin embargo, y a pesar de los pesares, finalizaba, "aguantaremos y seguiremos ahí".

Aunque el ambiente en las terrazas de los bares de la plaza Principal era prácticamente nulo ayer por la tarde, lo cierto es que los pocos que por allí caían hablaban sobre esta situación. "Cualquier medida que se tome es oportuna, pero llega tarde. Y, si cierran el pueblo, lo tienen que hacer a cal y canto. No solo los edificios públicos y las carreteras, sino todo", exponía a los cuatro vientos uno de los vecinos que por allí pasó antes de recibir en el WhatsApp el bando con las medidas concretas para los próximos siete días.