Bueno pues ya es oficial la noticia que se venía barruntando durante semanas. Basket Navarra está al borde de la desaparición por no decir que las opciones de sobrevivir solo pasan por la aparición de una empresa heroína con 150.000 euros en apenas siete días.

Ojalá. Esa era la palabra que más repetía el club en su comunicado. Y ojalá aparezca alguien, pero se antoja muy improbable. Ojalá se pudiese mantener al referente masculino del segundo deporte con más fichas en Navarra (se dice pronto). Ojalá los niños puedan pensar en competir en categorías semi profesionales en Navarra sin tener que abandonar su ciudad o tener que conformarse con categorías amateurs.

Ojalá esto quedase en un susto que sirviese al baloncesto navarro masculino para dejar de lado todas las nimiedades que llenan el día a día de esta comunidad y se pusiesen todos a trabajar para el impulso de un equipo de élite, algo que beneficia a todos, empezando por los clubes de formación.

Ojalá alguna de las múltiples empresas navarras que tienen posibilidades se animase, en plan heroico, y se apuntase como salvador del proyecto, pero tras tantos intentos por parte de la Junta Directiva parece en balde.

Ojalá la afición al baloncesto pueda disfrutar de un deporte de nivel alto regularmente. Y es que ahora llega el momento de escuchar el manido "el baloncesto no interesa en Navarra", pero la realidad es que luego llega cualquier amistoso de equipos ACB y se llena el Arena en plena pandemia. Sí, el baloncesto interesa, solo hay que romper ciertas barreras y mantras instalados incluso dentro del propio baloncesto navarro.

Y ojalá pudiesen salir adelante por todo el esfuerzo puesto por muchas personas. Con sus errores, con sus aciertos, pero sin olvidarnos que muchos de los que hoy estaban sentados en Arrosadia escuchando el fin del club, se han jugado su patrimonio mientras los demás opinaban desde su sofá tranquilamente sobre lo que se tenía que hacer.