Pamplona - Tras completar su periodo expositivo en el Archivo Real de Navarra, la muestra Navarrorum. Dos mil años de documentos navarros sobre el euskera recalará hoy, como primera parada de su gira, en la Casa de Cultura Fray Diego de Estella, donde se podrá ver hasta el 26 de febrero.

Una itinerancia que viene marcada por el éxito de su estancia en Pamplona, que atrajo a más de 6.000 visitantes, un 10% de los cuales provenían de fuera del Estado, de países como Corea o Estados Unidos, y cuya exhibición tuvo que ampliarse un mes más, a la par que todas las conferencias complementarias, que registraron un lleno absoluto.

Peio Monteano, historiador y comisario de la exposición, apunta que “el balance de esta primera etapa es muy bueno en todas sus vertientes, ya que no era una muestra al uso. Se trataba de un proyecto muy complejo en su formato, pero también era un reto desde el punto de vista de los contenidos y, además, tenía un montón de flecos de apoyo, puesto que no queríamos que fuera solo una serie de piezas y documentos expuestos sino que se complementara con visitas guiadas y conferencias sobre cada periodo. Hemos tenido una gran repercusión en los medios, en las redes, y una gran proyección interior, que es la fundamental, pero también exterior, para lo que se desarrolló todo el material en cuatro idiomas (euskera, castellano, francés e inglés)”.

Una muestra que, tras el feedback obtenido, ha apuntalado sus claves didácticas e históricas frente a las acusaciones de politización. “En este sentido, las líneas maestras de la exposición han sido dos: lanzar un mensaje a Navarra de que el euskera es algo propio y que siempre ha estado aquí; hablamos de 2.000 años de documentos navarros sobre el euskera, algo de lo que pocas lenguas en Europa pueden presumir. Y, por otro lado, hemos tratado de explicar cómo Navarra ha sido central para el mundo del euskera. De esta forma, hemos asumido el reto, no de mostrar la historia de las lenguas en Navarra, ni siquiera la historia de la lengua vasca; lo que hemos expuesto han sido los procesos sociales que han rodeado al euskera en Navarra. El principal de ellos ha sido su carácter de lengua oral y no escrita, lo que supone un handicap para contar su historia, porque la historia se basa en documentos escritos”, explica Monteano.

Efectivamente, esta muestra ofrece un punto de luz histórico en el devenir del euskera en Navarra, que, al fin al cabo, es lo que dota de identidad propia a la Comunidad Foral. “La principal base ideológica de la exposición es asentar el principio, que parece que no se ve, de que la lengua hablada no equivale a lengua escrita. Es decir, hay lenguas que se escriben y apenas se hablan y hay lenguas que se hablan y no se escriben. Identificar que la lengua que se habló es la lengua que se escribió es un gran error, ya que de eso deduciríamos que los navarros hablaron latín hasta el siglo XVII, y sabemos que no. De ahí el problema, en el sentido que ahora vemos solo lo que se escribió, no lo que se habló”. Precisamente, ahí es donde radica el principal valor de la muestra, en resaltar “la presencia masiva de esa lengua vasca en la vida cotidiana. Entiendo que esto no guste, pero el euskera ha sido la lengua mayoritaria en Navarra; de hecho, hemos presentado unos documentos en los que navarro y vasco hablante se equiparan. Siempre hay un marchamo por parte de posturas políticas muy concretas de decir que era una lengua de pastores, de la montaña, de que navarro hace referencia a un extracto jurídico campesino... Vale, navarros igual campesinos; bien, eso era el 99% de la población. Pero la elite, los pamploneses, también hablaban en euskera, igual no solo en euskera, ya que el funcionariado navarro también sabía escribir en latín, francés y romance navarro, pero es que si no hubieran sido vasco hablantes, no podríamos entrar en siglo XVI, del que ya tenemos numeroso documentos, y encontrarnos con una ciudad tan euskaldun. Por otra parte, en la Ribera hay un aspecto a estudiar, y es quién la repobló”, apuntala Peio Monteano.

El resultado es una muestra que, lejos de politizar, busca resaltar un patrimonio inmaterial de lujo, como es una lengua propia. “El problema son las consecuencias que genera esa lengua: la identidad. A pesar de que sobre este tema es imposible ser aséptico, y en este sentido la exposición tiene su discurso y su interpretación de la historia, porque la historia es interpretación, lo que hemos intentado es no adoctrinar. Para ello hemos seleccionado documentos de todas las épocas y se les ha dejado hablar, pero claro, ese hablar no es asequible para el público en general. Por lo tanto, nosotros lo que hemos hecho ha sido transcribirlos, traducirlos y describir la transcendencia que tienen, porque de otra manera no dicen nada. Si yo planto un documento en latín en letra carolina del siglo XI, sin más, no dice nada. El objetivo es hacer entender que una lengua, por no haber generado documentos históricos en todo su devenir, no significa que no haya estado aquí. En una población en la que el 99% de la gente es analfabeta, el documento escrito no puede ser un fiel reflejo de esa sociedad”.

Balance La muestra, que abrió sus puertas el 22 de septiembre del pasado año y se clausuró a finales del mes de enero, tras ampliarse un mes, registró “6.026 visitantes físicos, que para una exposición documental de este tipo, está muy bien. De los cuales, además, un 10% son extra peninsulares, desde coreanos hasta chinos, y es que el tema interesa mucho fuera de aquí, por eso la hemos hecho en cuatro idiomas”, recalca Monteano. Además, la muestra ha tenido su presencia en Internet, ya que se han colgado diferentes vídeos en Youtube. “Hemos trabajado el tema de redes sociales, sobre todo para intentar llegar a la gente joven e incorporar el formato audiovisual. Hemos subido los vídeos contextuales, ya que la exposición está muy despiezada, explicando de donde viene cada pieza y poner así a la gente en la correspondiente época: tanto en el ambiente lingüístico como cultural, cronológico y documental. Para acceder, basta buscar Navarrorum en Google y se encuentra muy fácil. Además, vamos a unir los seis vídeos en uno solo que se difundirá a través de Euskarabidea destinado a los centros escolares, principalmente”.

Itinerancia La muestra se concibió desde un principio como un proyecto itinerante; de hecho, su particular gira arranca hoy en la Casa de Cultura Fray Diego de Estella. “Primero viajará por Navarra y luego lo hará por el Estado francés y el español. El calendario para 2018 ya lo tenemos completo, arrancando hoy en Estella, donde se podrá ver hasta el 26 de febrero. Posteriormente, y no exactamente en este orden, de momento se expondrá en Aoiz, Sangüesa, Roncal, Auritz-Burguete, Olite, Alsasua, Viana, Baztan, también volverá a la Cuenca de Pamplona, Oñate y a Bruselas el próximo 26 de septiembre, coincidiendo con el Día Europeo de las Lenguas. Estamos a la espera de que nos respondan ciudades como Bilbao, Vitoria, Donosti, Durango o Donibane Garazi. Eso sí, el formato de la exposición en su itinerancia inicial no será con las piezas originales, sino con facsímiles o fotografías de las estelas, por ejemplo, ya que viajar con las piezas originales resulta inviable, además de que son piezas que requieren una vigilancia y seguridad importante”.

Pero la muestra no morirá en 2018 sino que continuará de gira en 2019. “Pensábamos cerrar la muestra este año, pero ha sido tal la demanda, que 2018 lo hemos cubierto todo casi en su totalidad con localidades navarras. Por lo tanto, habrá que prolongar en 2019 para que viaje fuera de la Comunidad Foral”.

Catálogo Antes de iniciar su periplo por Navarra, la muestra se ha complementado con la edición de un catálogo que recoge íntegramente todas sus piezas y documentos con las correspondientes explicaciones y anexos. Un libro que se pondrá a la venta en cada localidad que se exponga al precio divulgativo de 5 euros.

Peio Monteano no quiso dejar pasar la oportunidad de sumar al primer balance de la muestra el agradecimiento a todas las personas que han colaborado para que esta exposición haya visto la luz de la manera que lo ha hecho.

Estela de Lerga. “Es la única luz que tenemos respecto al euskera en los siglos I o II, ya que la tienen que datar. Es muy importante, sobre todo ahora que se está difundiendo la hipótesis de la euskaldunización tardía, es decir, que el euskera no estaba aquí en la época romana. Por eso esta estela es un hito, con nombres en euskera plasmados en un piedra que pesa media tonelada, es decir, que no la han podido traer de ningún sitio”.

La carta de Matxin de Zalba. “Es el texto más extenso en euskera que tenemos correspondiente a la Edad Media (1416) y muestra, además, el uso de la lengua vasca entre las elites, ya que se trata de un misiva entre el secretario del rey y el jefe del tesoro”. Este texto se encontró en el año 1969 y refleja que el euskera se podía escribir y, además, “es perfectamente entendible para los euskaldunes actuales. Es un documento que rompe con los usos lingüísticos, en el sentido de que pensábamos que el euskera solo se hablaba para las cosas de casa, en el ámbito privado, pero aquí se utiliza la lengua vasca para cuestiones fiscales técnicas”.

Libro de pechas de Murillo El Fruto. Este texto se encontró en 2015 en el Archivo. “Es un documento muy importante porque demuestra que, a las puertas de la Bardena, el euskera aun estaba vivo al principios del siglo XV. Este documento atestigua que en una localidad de la que no teníamos referencia en este sentido, todavía se hablaba euskera en esa época aunque fuera a niveles de bilingüismo, lo que rompe mucho los esquemas... y por esto está doliendo mucho. Se trata de un catastro en el que la mayoría de los vecinos de Murillo El Fruto declara sus propiedades y cuánto pagan por ellas; en esa declaración nos encontramos con topónimos y frases enteras en euskera”.

Documento que relata la elección del prior de Ujué. Descubierto hace dos años, se trata de un texto de 1676. “Tras la muerte del prior de Ujué, hay que nombrar uno nuevo, y como era un cargo muy apreciado porque tiene dotación económica, se presentan candidatos en Madrid y en Pamplona. Este nombramiento es de prerrogativa real, por lo tanto, desde Madrid mandan una carta preguntando si para ser prior de Ujué es necesario saber euskera, ya que la iglesia siempre abogaba porque el pastor hablara el idioma de sus ovejas. El obispo de aquí le contesta diciéndole que sí, que tiene que saber euskera porque es la lengua que se utiliza en Ujué; es más, la mayor parte de la población no sabe otra. Entre las pechas de Murillo El Fruto y este texto, es decir entre 1400 y casi 1700, la frontera lingüística apenas se mueve, y como prueba está Ujué, una localidad en la que el euskera se fija, no sabemos muy bien cómo, quizá ligado al pastoreo”.