pamplona - Cómico no es una obra, es un espectáculo donde El Brujo se enfrenta a su público en un escenario vacío? Solo se sirve de una silla y de un libro de Quevedo. Lo demás corre de su cuenta, de sus recuerdos, de sus obras anteriores. Y eso es lo que hizo ayer en el Auditorio Barañáin conquistando a los asistentes con un trabajo de interpretación exquisito. En la función, Rafael Álvarez recorrió pasajes del Lazarillo, del Evangelio según San Juan, de San Francisco juglar de Dios y también, recuerdos personales de su infancia.

Y es que ver a El Brujo es mirar a los ojos a la historia del teatro con mayúsculas. Su forma de hacer las cosas. ?herencia del Nobel Dario Fo? es, como dicen los entendidos, un subgénero en sí mismo. - D.N.