madrid - “No necesito tus problemas, no soy Ricky Lake”, le espeta Netta a quienes se acercan en busca de recetas mágicas sobre cómo conseguir confianza, algo que a la ganadora de Eurovisión 2018 le ha costado años de “errores y aciertos” en un proceso “de aprendizaje y aceptación” en el que aún anda inmersa.

“Antes solía pensar que había cosas que seguro que no era y luego resultó que sí. Por ejemplo, nunca pensé que sería una estrella del pop. Empecé haciendo jazz y luego pasé a la música alternativa, pero nunca creí que me subiría a un escenario con bailarines. Para mí eso era trabajo sucio, pero aquí estamos solo cuatro años después”, comenta no como autocrítica. En el año y medio transcurrido desde su primera visita a España tras su victoria en Eurovisión, la israelí Netta Barzilai ha recorrido el mundo “de arriba a abajo” en busca de su propia voz y de gente con la que colaborar para encontrarla.

“Aún no lo he hecho. Probablemente llevará mucho tiempo, pero ahora acepto ese proceso”, afirma esta artista que se define como tan “perfeccionista” que, de las “75 canciones completas” que ha escrito para el que ha de ser su primer álbum, “solo” le han satisfecho completamente tres. Es por eso, explica, que tardó casi 11 meses en volver a sacar una canción a la calle después de Eurovisión. “Estaba en shock. Aquello me dio un pase de oro a Europa, pero durante mucho tiempo estuve a la sombra del tema. Era una canción tan fuerte que casi me dejó atascada en ese mensaje y en ese sonido”, confiesa.

Es por eso que a Blas Cantó, que será el representante español en Eurovisión 2020, le aconsejaba esta semana a su paso por Madrid que intente retomar las riendas de su carrera lo más rápido posible tras el festival. Una de las canciones que sí han colmado sus elevadas dosis de autoexigencia se la inspiró una reciente estancia en Los Ángeles, “el lugar más plástico de la tierra”.

las dos caras “Publiqué una foto en traje de baño y la gente me escribía diciéndome que era ‘valiente’, me preguntaban que cómo conseguía tanta confianza en mí misma”, rememora la israelí, que emprendió hace tiempo una cruzada contra el body shaming que mantiene en su actual sencillo, Ricky Lake. “Hoy por hoy intentamos con tantas fuerzas ser algo que no somos... Se usan filtros y ángulos que no muestran quiénes somos realmente en las redes sociales, donde siempre aparecemos felices. Es un fraude y de eso va la canción. El problema somos nosotros, pensando que no somos suficiente”, reflexiona.

En este corte bailable con arreglos que apelan a la cultura musical judía de Netta, le recuerda a la gente que nadie puede decir cómo dirigir tu vida, algo que también ella ha tenido que asimilar. Con la vista al frente, Netta se dispone a lanzar en mayo un nuevo tema que “no se parece a nada que haya hecho hasta ahora”. “Es un pedazo de mi corazón, algo serio”, anticipa, con una sonrisa en el rostro y la decisión firme de editar pronto su primer disco.

“Era una canción tan fuerte que casi me dejó atascada en ese mensaje y en ese sonido”

Netta Barzilai

Ganadora de Eurovisión 2018