- Por primera vez, en España se ha conseguido marcar dos ejemplares de zorzales con collares provistos de tecnología GPS con satélites Argos. Gracias a la información que se recopile, se conocerán con gran precisión tanto la localización como los movimientos migratorios de esta especie, una de las aves de caza menor que más pasión despierta en el ámbito cinegético. Ese es, al menos, el objetivo de los investigadores del Proyecto Zorzales, que escogieron Navarra para realizar estos primeros marcajes.

Para ello, se contó con la colaboración de la Federación Navarra de Caza y con el permiso del Gobierno foral. Se escogió la Comunidad Foral porque la región cuenta con poblaciones sedentarias y reproductoras de zorzal común, lo que servirá para dilucidar si estas aves también emprenden migraciones hacia el sur durante el invierno.

A finales del pasado mes de mayo, un equipo de anillamiento capturó dos ejemplares, un macho y una hembra, a los que se colocaron sendos dispositivos GPS, que envían señales vía satélite. Los primeros datos ya se han recibido y la previsión es continuar con la monitorización durante los próximos meses, con el objetivo de recabar información de gran valor acerca del comportamiento de esta ave, del territorio por el que se desplaza y de sus movimientos migratorios.

Carlos Sánchez, coordinador de Investigación de la Fundación Artemisan (que desarrolla la iniciativa junto a, entre otras entidades, la Real Federación Española de Caza; y que cuenta con el apoyo de Mutuasport), expone que el planteamiento inicial es que, durante las épocas más frías, los ejemplares de Navarra viajen hacia el sur de España. “Pero eso es lo que tratamos de comprobar”, puntualiza.

En el marcaje en la Comunidad Foral se tuvo “bastante suerte”, tal y como relata, porque el primer día ya se consiguió capturar varios ejemplares, por lo que después se tuvieron que seleccionar aquellos con el peso suficiente para portar el collar con GPS. “Lo hicimos todo en el mismo día y fue un momento especial, porque se trató de la primera vez que en España se marcaban zorzales con esta tecnología. Es algo muy novedoso y ahora estamos probando cómo funciona”, añade.

Los resultados cosechados hasta el momento son positivos, aunque uno de los zorzales, el macho, no emite tantas señales como se desearía. “Con este ejemplar, estamos un poco preocupados, ya que no sabemos si habrá sido atacado por algún depredador. Con el otro, en cambio, estamos muy contentos”, precisa.

El sistema GPS que llevan acoplados los collares se alimenta con energía solar, gracias a un pequeño panel que lleva adosado. Cuando la batería se carga, envía una señal. Por tanto, revela información de manera relativamente periódica, en función de si le da mucho o poco el sol. “Se trata de otro desafío más, puesto que el zorzal suele estar metido bastante tiempo en setos y sitios cubiertos, por lo que la batería tarda en cargarse”, afirma Sánchez, que avanza que la hembra marcada ha señalado bastantes puntos buenos. “Eso nos ayudará a saber dónde ha estado, qué territorio ha utilizado, si se ha movido... Es información muy valiosa”, sentencia.

El propósito de los organizadores del Proyecto Zorzales es marcar más ejemplares este mismo año, tanto en Navarra como en otras autonomías. Cada uno de los dispositivos tiene un coste que supera los mil euros, pero la planificación que se han establecido es que, a lo largo de los cuatro años que dure el estudio, se coloquen estos marcadores a unos 20 zorzales, para que los resultados sean, de este modo, significativos. Siempre que el animal no muera, la tecnología de estos collares permite obtener datos durante, al menos, dos años, por lo que los investigadores de la Fundación Artemisan se muestran “muy ilusionados”.

Tras el primer año de vida del proyecto, Sánchez asegura que se encuentran bastante satisfechos. “Dentro de lo que cabe y con la situación de pandemia que nos ha tocado vivir, no nos podemos quejar del número de cotos que han participado y de las anillas que nos han hecho llegar, que son más de un centenar. De hecho, hay que remarcar que se han recuperado más anillas de zorzales en un año que en los diez anteriores, lo que es muy significativo de la envergadura del estudio”, destaca.

No obstante, aprovecha la ocasión para reclamar de nuevo la participación de más cotos zorzaleros que, además de registrar los dos censos anuales, se comprometan a rellenar plantillas y fichas de campo, cuyos datos ayudarán en el análisis sobre los períodos de migración de esta especie o acerca de la influencia de la caza en sus poblaciones. “La finalidad principal del Proyecto Zorzales es que se pueda seguir cazando a esta ave como hasta ahora, a través de una caza sostenible. Si no, nos arriesgamos a que le suceda lo mismo que a la tórtola común o a lo que quieren hacer ahora con la perdiz o la codorniz. Por ello, la colaboración de los cazadores es fundamental”, resume.