Este domingo por la tarde Baluarte propone una cita musical en la que las emociones estarán a flor de piel. Seguro que cuando suenen acordes de El bueno, el feo y el malo, La lista de Schindler, Cinema Paradiso o E.T., a la mente de los asistentes vendrán imágenes, recuerdos, sensaciones, sentimientos universales. Los que genera el buen cine, y la buena música hecha para el séptimo arte. En este caso, la mejor, la de tres genios como Ennio Morricone, Hans Zimmer y John Williams, que se desplegará en un concierto interpretado por la Royal Film Concert Orchestra dirigida para la ocasión por el talentoso José Luis López Antón, considerado una de las más brillantes y carismáticas promesas de la nueva generación de directores de orquesta en España.

“Va a ser un concierto muy divertido y emocionante, para todos los públicos, porque la música de cine es un género totalmente accesible, en muchos casos supone la primera experiencia orquestal”, dice el propio López Antón sobre esta cita que comenzará a las siete de la tarde en la sala principal de Baluarte, un “espacio privilegiado”, apunta el director de orquesta sobre este auditorio que ya conoce porque llevó en una ocasión anterior allí la batuta a un grupo de la Sinfónica de Navarra.

“Vamos a desglosar grandes obras de la historia de la música del cine de los tres grandes compositores del género, la santísima trinidad”, apunta José Luis López Antón en referencia a John Williams, Ennio Morricone y Hans Zimmer. “Transitaremos obras tan conocidas como El bueno, el feo y el malo, Cinema Paradiso, Harry Potter o Piratas del Caribe, en un concierto que no va a dejar indiferente a nadie”, añade, poniendo en valor “la calidad” de la Royal Film Concert Orchestra, “con músicos además en su mayoría jóvenes, muy buenos, que son grandes profesionales”.

TRES GENIOS, TRES PERSONALIDADES

Sobre los tres genios de la composición para el séptimo arte que centran este repertorio, destaca que “todos tienen un elemento común, y es que han sabido captar la esencia de los guiones, de las historias que cuentan, pero cada uno con un estilo muy definido. John Williams es desde mi punto de vista el más refinado, de hecho a la hora de estudiar sus partituras uno encuentra muchos paralelismos con la escritura de Maurice Ravel, hay un pasaje final de su Harry Potter que es muy parecido a la Rapsodia Española que yo he podido dirigir. Su música es muy elaborada, tiene muchísimas lineas secundarias, terciarias, texturalmente es muy denso a la hora de la propia composición, pero esto se refleja al oído con una total naturalidad. Así, Williams hace gala del tópico de los grandes artistas de hacer fácil lo difícil; es el gran artista en ese sentido”, destaca.

De Morricone ensalza “su lirismo, su vena italiana, bebe de la influencia del bel canto, del verismo, tenemos Cinema Paradiso, El oboe de Gabriel -tema principal de la película de 1986 La misión-, podría ser el más lírico y operístico en este sentido”.

Y de Zimmer, el director de orquesta subraya “su fuerza, su capacidad de conectar con la esencia de las historias; es un poquito más actual y tiene otro sello a la hora de plasmar en papel musical los contenidos escénicos y visuales”.

ROMPIENDO BARRERAS

Las emociones se despertarán a lo largo del concierto. “Seguro, porque este género musical llega directo al alma y al corazón, igual que llegan grandes compositores de la historia de la música, como Tchaikovsky”, afirma López Antón, actual director titular y artístico de la Orquesta Sinfónica de Ávila (OSAV).

Él, que viene de hacer una ópera con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y que ha tenido la oportunidad de dirigir música de grandes compositores clásicos, valora especialmente la música de cine porque “aporta algo muy positivo, y es que rompe un poco el cliché del gran público de que la música clásica es de gente mayor y aburrida; es un paso previo para que mucha gente pueda tener este primer contacto de escuchar en vivo a una orquesta sinfónica, y a partir de esa primera experiencia habrá mucha gente que repita y ya sea asidua. La música de cine rompe esa barrera, yo soy un director joven, tengo 31 años y desde luego quiero demostrar que no tenemos que ir con peluca ni a lo victoriano para hacer música clásica o para hacer Beethoven”, defiende López Antón.

Como director, llevar la batuta en un concierto de bandas sonoras de cine es “un reto porque hay muchísimas piezas, cada una con su estilo particular, y saber cambiar de ambiente tan rápido, de Cinema Paradiso a Madagascar, de reflejar un tema más clásico a una jungla en unos dibujos animados, es complicado, hay que ser muy poliédrico y polifacético y mostrar muchas caras”, asegura el joven director, que ya se ha acostumbrado a llevar la batuta con la mascarilla, algo que aunque reconoce que “restringe un poco”, no le genera ningún problema: “Con los ojos y con los brazos se pueden decir muchas cosas”, afirma.