Si alguien nos dice no hace mucho tiempo que tres británicos iban a ganar las tres grandes vueltas en un mismo año, le ponemos el termómetro o lo llevamos directamente a Urgencias, pero ahí están Chris Froome (Giro), Geraint Thomas (Tour) y Simon Yates (Vuelta), mientras rabian los países con mucho más pedigrí ciclista. Será, es de suponer, un efecto más de la globalización de este deporte, que hasta hace poco tenía el 90% de su calendario concentrado en Francia, España, Italia y Benelux. O quizás es que el nuevo prototipo de ganador de grandes vueltas abunda en el Reino Unido: más bien alto y más bien flaco, escalador ligero y que por sus piernas largas no cede mucho tiempo en las cronos. Las grandes espaldas o esos ciclistas a los que en el mundillo llaman culos gordos siguen y seguirán triunfando en las clásicas para rodadores, pero lo de vencer en grandes vueltas se les ha quedado fuera de su alcance.