igo en una de las abundantes tertulias deportivas opinar sobre la suspensión de partidos, tan habituales en estos tiempos de invierno, y no falta quien tira de Reglamento y explica muy seriecito y con tono del que sabe el terreno que pisa: “El reglamento dice que para jugar un partido tiene que rodar el balón y verse perfectamente desde una portería a la otra”. ¡Toma ya! Sin despeinarse, él solito ha sido capaz de pensarlo y nadie osa desenmascararlo.

De un tiempo a esta parte cada vez que oigo eso de “el Reglamento dice…” no puedo reprimir un escalofrío porque lo habitual es que lo que siga demuestre fehacientemente que el sujeto en cuestión no ha tenido a bien hojear ni ojear el texto reglamentario.

Habría que decir desde el principio que el citado reglamento no existe, la realidad es que el librito que regula nuestro deporte se titula Reglas de Juego y basta buscarlo en internet para tenerlo a nuestra disposición, consultarlo y hasta estudiarlo si el interés lo requiere. Puedo garantizar que no muerde.

Y ya puestos a referirnos a las citadas Reglas de Juego podemos aclarar a modo de curiosidad dos detalles muy redundantes.

El primero es que no existe el tan traído y llevado “descuento” referido a la prolongación del tiempo a causa de las interrupciones; el término es desafortunado porque nada se descuenta, lo que se produce es un añadido o una recuperación de los minutos perdidos y las Reglas se refieren a ello como “tiempo adicional”.

Y el segundo aspecto curioso sería la tan mencionada, y desde luego importante “ley de la ventaja”, si consultamos el texto reglamentario por ningún lado encontraremos la palabra “ley”, la regla cinco dentro de las facultades y obligaciones del árbitro habla de “la ventaja” y dice que el árbitro permitirá que el juego prosiga si el equipo que sufre una infracción se beneficia de ello.

Por cierto, y volviendo al principio, en la ya citada regla cinco vemos que dentro de las responsabilidades del árbitro está permitir o no la disputa del encuentro dependiendo de las condiciones del terreno de juego, de sus inmediaciones o de las condiciones meteorológicas y suspender definitivamente un partido por la razón que estime oportuna. Una vez más las Reglas, de acuerdo con su espíritu, encomiendan al buen juicio del árbitro decidir sobre este aspecto teniendo siempre como condición principal evitar riesgos a los participantes.

El autor es vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol