Es una obviedad: a todo deportista se le conoce mejor en sus derrotas que en sus victorias. Porque se puede gestionar bien una victoria de muchas maneras, pero no todo en la derrota vale. Y, así, te encuentras a deportistas / técnicos / directivos que para todo tienen excusa –el césped; el árbitro, que me tiene manía; la mala suerte (los que hablan de ella jamás admiten en sus triunfos que la han tenido buena); etcétera.

Y luego están los que nos gustan: son los que no tienen el menor reparo en admitir que han jugado mal, que se han equivocado en sus planteamientos o que, simplemente, el rival ha sido mejor. Induráin, Gasol, Nadal y muchos otros lo hacían así de bien, y nos alegramos al ver que Asier Martínez es también de ese estilo. Lo ha hecho mal en París y su comentario ha sido: “Lo he hecho mal en París”. Y ya está. Y a por la siguiente competición. Sin excusas, que debilitan, sino con autocrítica, que ésa te hace más fuerte.