que una Ducati gane en Mugello, no es noticia. Ya son tres años consecutivos. Se saben este circuito de carrerilla, ya que es la propia pista de prueba de la factoría italiana. Hasta conmigo marcarían buen tiempo. Por eso la segunda posición de Marc sabe mucho, pero mucho a victoria. y más cuando también por segundo año consecutivo, no es el primer espada de Ducati quien la logra. El año pasado fue Lorenzo quien se la birló a Dovi (qué tiempos ¿eh Jorge?) y este año el bueno de Petrux que inaugura su casillero de victorias en la máxima categoría. Porque este circuito por muy Ducati que sea siempre se le atraganta a Andrea. Cuatro puntos que pueden no significar mucho, pero que otras tantas veces han sido una diferencia vital para decidir al final el campeonato. Danilo Petrucci es un caso atípico en este Mundial. Debutó directamente en GP sin pasar por ninguna de las categorías inferiores del campeonato, como suele ser lo habitual. Proveniente de campeonatos de motos de serie, llegó al Mundial como probador de Ducati y posteriormente se partió la pana ya como piloto titular con motos de muy baja categoría, como aquellas CRT BMW que eran auténticos triciclos a pedales comparadas con las GP oficiales. Su mérito y dedicación y no otra cosa hizo que finalmente saltara al equipo satélite de Ducati, el Pramac, de donde se ganó a pulso sustituir este año a Lorenzo en el equipo oficial. Un auténtico lavoratore de las motos, que ha sufrido y se ha peleado como ninguno, al que nadie ha regalado nada, que es consciente de que no es un fuera de serie y que todos sus éxitos se basan en un trabajo duro y constante. Su futuro en el equipo oficial sabe que se decidirá entre Mugello, Barcelona y Assen y debe echar el resto. No vale solo con su declaración de intenciones de ayudar a Dovi cuando sea necesario, de ser hombre de equipo y todo eso. Ducati exige ganar... y luego ya veremos. Y si sobre esto tiene dudas, que le consulte a Lorenzo.