Cuando sus hijos le preguntaban a qué se dedicaba, Josu Elso Huarte, licenciado en Biología y doctor en Ecología Fluvial, respondía con una metáfora sencilla, que cualquier niño entendería. "Soy el médico de los ríos", contestaba. Elso, de 44 años, recibió hace unos días la carta de despido de Ganasa, la empresa pública encargada de la gestión ambiental de Navarra, y de la que el Gobierno foral ha decidido despedir a la mitad de la plantilla. Son quienes pagan directamente la decisión de "reestructurar la Corporación Pública Empresarial".

En total, 65 personas saldrán de la empresa entre este año y el que viene. De ellos, cuatro tienen un doctorado, 18 poseen una titulación superior y 12 una de grado medio. Elso, uno de los cuatro doctores, acaba de recibir un premio por su trayectoria profesional a cargo del Centro Ibérico de Restauración Fluvial. "Lo entregan los compañeros, la gente que trabaja en lo mismo. Le doy un valor especial por ello", dice. Su compañera Silvia Zabalza, ingeniero agrónomo por la UPNA, llevaba trabajando en Ganasa desde el año 2006. "Noté que me faltaba formación y decidí seguir estudiando", cuenta. Se puso a ello en 2008 y obtuvo la licenciatura en Ciencias Ambientales el año pasado a través de la UNED. No lo hizo de cualquier manera, sino con el mejor expediente de cuantos cursaron una carrera a distancia en Navarra ese año, con un 9,27 de nota media. También ha sido despedida.

"A las personas nos llaman excedentes, dicen que somos una empresa no estratégica y sin un conocimiento diferenciado", relata entre la ironía y la tristeza Silvia Zabalza, madre de un niño de cinco meses y a la que el despido ha encontrado al regresar de su baja por maternidad y lactancia. Pero no se trata solo de ella o de Josu Elso. Entre los despedidos hay trabajadores que llevan 30 años en la empresa y "está la gente que más sabe de su actividad no solo en Navarra, sino quizá de toda España", dice Elso, que empezó a trabajar en 2000 en Ganasa y que no sabe a qué se va a dedicar: "Quizá tenga que volver a irme fuera".

El trabajo

Proyectos sin terminar, escaso apoyo a la formación

El ERE de 2013 supondrá un golpe decisivo para una empresa que hunde sus raíces a comienzos de los años 80, cuando el Gobierno de Navarra de decidió disponer de su propio vivero para cultivar especies autóctonas que no es posible encontrar en establecimientos comerciales. En función de los requerimientos del Gobierno de Navarra, la empresa fue creciendo y en la actualidad agrupa tanto la actividad de los viveros como la industrial. Sus actuaciones han permitido mejorar la biodiversidad de Navarra, cuidar la salud de los ríos, su fauna, evitar que las inundaciones causen efectos aún más graves, paliar los daños que el ser humano causa con su voracidad. "Pero ahora -explica Silvia Zabalza- han decidido que el medio ambiente no es prioritario y va a pagar el pato de los recortes".

Zabalza, que ya ha dejado de hacer todos los días el trayecto desde Lantz, donde vive, hasta los viveros de Miluce, donde trabajaba, era una de las encargadas del área de investigación, mejora y sanidad forestal de Ganasa. Entró en 2006 al laboratorio de cultivo in vitro, que buscaba clonar determinadas especies de árboles, sobre todo castaños y cerezos, buscando una mayor resistencia a las enfermedades y una mejor producción de madera. "Ya en 2010 se decidió que no era interesante y se mantuvo un banco de germoplasma para no tirar el trabajo de varios años. Es probable que eso se pierda".

El ERE de Ganasa o los recortes de años anteriores, muestran, a juicio de Zabalza, "la falta de planificación de largo plazo", a lo que Josu Elso añade "la dejadez" de los responsables a la hora de "moverse" para conseguir ingresos de la Unión Europea. "Hay dinero para proyectos y aquí tenemos el conocimiento para llevarlos a cabo. Los nuevos países que entran en la Unión Europea tienen que formar a su gente. Se podrían hace cosas en este sentido. En esta empresa hay trabajadores que acuden a dar conferencias, seminarios, que forman parte de tribunales de tesis", añade Elso, quien recuerda asimismo las pocas facilidades que se da a los trabajadores a la hora de formarse: "Hay doctores que tuvieron que cogerse un día de vacaciones para defender su tesis".

En el ere

Sin opción de negociar

"Lo que se pierde es el conocimiento, los contactos personales que tenemos cada uno de nosotros", recuerda Silvia Zabalza, que tampoco sabe a qué se dedicará en un futuro. Como a sus compañeros despedidos -se han entregado ya unas 14 cartas- le hubiese gustado que la dirección de la empresa estudiase otra forma de reducir costes si esto era necesario. "Venden humo, dicen que están dispuestos a buscar opciones, pero a la hora de la verdad llegan con los despidos", dice Elso, quien reconoce que en Ganasa había encontrado su sitio. "Pasé seis meses embarcado en Terranova. No se me van a caer los anillos por ir a otro lugar, pero yo trabajaba donde quería trabajar". Elso se lamenta de la situación en la que quedan compañeros al borde de la jubilación y también de lo que pierde la Comunidad. "Navarra ha sido puntera en la gestión medioambiental. Aquí venían de Cataluña o del País Vasco para formar a sus técnicos y aprender. Ahora todo esto se ha acabado".