La música emo surgió a mediados de los 80 como un subgénero del punk y el hardcore en Washington DC. El grupo Rites of Spring abrió las puertas a mostrar el dolor, la tristeza y el sufrimiento aderezado de guitarras. Una música oscura y triste que escaló hasta la radiofórmula en los años 2000 y conectó con los sensibles corazones de millones de adolescentes gracias a grupos como My Chemical Romance. 

El festival ‘When we Were Young’ de Las Vegas apela a la nostalgia desde su propio nombre y recupera a una parte importante de la cultura emo en su próxima edición, que se celebrará los días 22, 23 y 29 de octubre, fecha extra que han tenido que añadir debido a la rápida venta de entradas. Los precios no son precisamente económicos, lo que ha acarreado fuertes críticas a sus organizadores. La entrada más barata es de 244 dólares y la opción VIP escala hasta los 519,99 dólares. Un total de 65 bandas convertirán a Sin City (La ciudad del pecado) en un paraíso de rock alternativo, punk-pop y emo. A continuación, se destacan cinco actuaciones. Y una nota final: lástima no haber podido incluir en esta lista a la mítica banda de los años 90 Sunny Day Real State. Tras un parón de 12 años, en 2022 han vuelto a los escenarios y se han embarcado en una nueva gira que no pasará por Las Vegas.  

MY CHEMICAL ROMANCE

“Well, if you wanted honesty / that´s all you had to say / I never want to let you down / or have yo go, It´s better off this way”. Haciendo bandera del despecho, ‘I´m not Okay (I Promise)’ fue la canción que lanzó al estrellato al grupo de New Jersey en 2004. El segundo álbum de My Chemical Romance, ‘Three Cheers for Sweet Revenge’, fue el de su confirmación absoluta. Tras un nuevo y exitoso álbum, ‘The Black Parade’ (2006), llevaron la cultura emo a las masas. Se separaron oficialmente en 2013, tras 12 años de carrera. A finales de 2019 decidieron regresar a la carretera. ‘The Foundation of Decay’ es su último single, lanzado en mayo de 2022. 

PARAMORE

Los miembros del grupo se jactan de que aún viven en un pequeño pueblo rural de Nashville. Llevan una vida de lo más normal, “sentados en el porche de sus casas”, como si fueran los protagonistas de una postal de la América profunda. Ahora se cumplen 15 años de ‘Riot’, el álbum que “casi acaba” con Paramore y que los catapultó a la liga de honor del emo. Sigue siendo uno de los trabajos más queridos por sus fans. El ahora trío formado por Haley Williams (voz), Taylor York (guitarra) y Zac Farro (batería) ha redondeado una estupenda carrera tras haber sorteado numerosas crisis, incluidas deserciones y cambios constantes en la formación. ‘After Laughter’ (2017) es su último álbum y se espera pronto nuevo material.

JIMMY EAT WORLD

Después de publicar el influyente ‘Clarity’ (1999) arrasaron con ‘Bleed American’, de 2001, que con sus pegadizos singles escaló al mainstream logrando un estatus comercial que aún perdura. ‘The Middle’ acumula más de 500 millones reproducciones en Spotify y ‘Sweetness’ ronda los 130 millones. Son cifras mastodónticas para un grupo que se codeaba en el circuito alternativo. Sus canciones de aires power pop encontraron un inesperado acomodo en los traumáticos meses posteriores al 11-S. La antorcha de la esperanza que habían portado otros grupos como Springsteen o U2 la transformaron en sentimientos de tristeza. Y sus mensajes calaron en el momento adecuado.

BRIGHT EYES

El músico de Nebraska Connor Oberst es otros de esos artistas torturados que ha sacado petróleo del sufrimiento. En su caso, la conexión no viene del punk-rock, sino de la larga lista de cantautores afligidos anglosajones con Nick Drake a la cabeza. Discos como ‘Ruminations’ (2013), de su carrera en solitario, o ‘I’m Wide Awake, It’s Morning’, ya arropado por su banda, han acentuado el perfil de tipo atormentado del folk-rock. ‘The People’s Key’ (2011) parecía el último y definitivo desgarro de Bright Eyes, pero en 2020 el grupo volvió con nuevas canciones reunidas en el LP ‘Down in the weeds, where the world once was’.

CAR SEAT HEADREST

Alejados del perfil tipo del festival y, por eso mismo, una de las propuestas a seguir de cerca. Surgidos en 2010, el álbum ‘Teens of Denial’ (2016) les puso en el mapa con un sonido lo-fi cercano a Pavement y que recordaba al indie-rock de los 90. Se ganaron entonces el aplauso del público y de la prensa especializada con profusión de guitarras descacharradas y nerviosas, cambios de ritmo y estribillos certeros. Pero los norteamericanos escapan de los clichés y de las convenciones; cada disco funciona con sus propias reglas. Pueden introducir toques electrónicos, como pegarse una versión del ‘Substitute’ de The Who. Y les sale bien. Uno de los grupos indie-rock más interesantes de la actualidad.