El 26 de julio cumplió 80 años Mick Jagger, y dos meses después, el 23 de septiembre, otra leyenda de la música, pero con un estilo radicalmente opuesto, ha alcanzado la misma edad. Julio Iglesias ya es octogenario y ha disfrutado de una vida casi tan intensa como la del líder de los Rolling Stones, aunque en los últimos años ha reducido al mínimo sus apariciones públicas.

Julio José Iglesias de la Cueva, que así se llama, nació en 1943 en Madrid y ha pulverizado casi todos los récords de ventas de discos, aunque su vida poco parecía tener que ver con la música cuando llegó al mundo en el seno de una familia acomodada, hijo del ginecólogo gallego Julio Iglesias Puga y de María del Rosario (Charo) de la Cueva, que tenía ascendencia andaluza y puertorriqueña.

Su futuro parecía encaminado hacia otros ámbitos: sería abogado o futbolista. En edad juvenil fichó por el Real Madrid como portero y llegó a entrenar con el primer equipo mientras estudiaba Derecho. Pero un grave accidente truncó ambas trayectorias. Un día antes de cumplir los 19 años, en la madrugada del 22 de septiembre de 1962, una noche de fiesta con amigos acabó en un accidente de coche que lo llevó al hospital con un pronóstico dramático: era casi imposible que volviera a caminar. El fútbol se acabó en ese momento para él y se quedó a una asignatura de licenciarse en Derecho, aunque terminó obteniendo el título 39 años después, en 2001, con 57 años, principalmente para dar una alegría a su padre.

Julio Iglesias, en el Santiago Bernabéu, años después de dejar el fútbol por un accidente.

Julio Iglesias, en el Santiago Bernabéu, años después de dejar el fútbol por un accidente.

Volviendo a 1962, el accidente le dejó semiparalítico durante año y medio, con duras sesiones de rehabilitación. Un joven enfermero le regaló durante su ingreso en el hospital una guitarra con la intención de elevarle el ánimo y de que ejercitara los dedos, y ese instrumento cambió su vida de forma radical. Julio escribía poemas y a partir de entonces les puso música, convirtiéndolos en canciones que se guardaba para él. Así, durante su convalecencia surgió La vida sigue igual.

Parte de su larga recuperación, que fue casi completa en contra de lo esperado inicialmente, la llevó a cabo en Peñíscola (Castellón), lugar de veraneo familiar, y allí se atrevió a cantar en algunos locales. Hizo lo mismo en Londres, a donde viajó para aprender inglés una vez finalizada su rehabilitación. Allí conoció a Gwendolyne Bollore, que inspiró otra de sus grandes canciones, Gwendolyne.

La pregunta que cambió su vida: “¿Y por qué no cantas tú?”

Julio Iglesias no creía en sí mismo como cantante pero sí pensaba que podía componer para otros artistas, y a su regreso a España se presentó en una discográfica con una grabación casera de una canción suya a voz y guitarra. Tras escucharla, el gerente de la discográfica le soltó: “¿Y por qué no la cantas tú?”. A lo que Iglesias respondió: “Porque yo no soy cantante”. Pero le convencieron de que sí podía serlo y en 1968 se presentó al Festival de Benidorm, que ganó con La vida sigue igual.

Su inseguridad hacia sus virtudes como cantante se acrecentó en sus inicios al recibir críticas y constantes comparaciones con grandes voces de la época como Raphael o Camilo Sesto, pero eso no impidió que su carrera comenzara una progresión meteórica y duradera como se han visto muy pocas en la historia de la música. Porque de Benidorm dio el salto a los festivales de Brasov (Rumanía), Viña del Mar (Chile) y San Remo (Italia), grabó su primer disco, inició su primera gira por España y debutó en el cine con una película autobiográfica.

Con Gwendolyne ganó el Festival de la Canción de Barcelona, que le dio el billete a Eurovisión. Aunque quedó cuarto en Amsterdam con esa misma canción en 1970, el año en el que conoció a Isabel Preysler, el tema se grabó en cuatro idiomas y ahí arrancó su popularidad en Latinoamérica, donde al año siguiente realizó su primera gira promocional y llegó al millón de discos vendidos.

En Eurovisión (Amsterdam, 1970), cantando ‘Gwendolyne’.

En Eurovisión (Amsterdam, 1970), cantando ‘Gwendolyne’. RTVE

Unas cifras espectaculares pero que se iban a ver amplísimamente superadas en los siguientes años, sobre todo a partir del éxito con Un canto a Galicia en 1972, año en el que grabó su primer álbum en alemán. A lo largo de su carrera, además de en castellano, editó discos en inglés, francés, alemán, italiano, portugués y canciones en japonés, tagalo, mandarín, indonesio, etcétera. Un año después ya había vendido diez millones de copias y sus giras se expandían por Europa y Norteamérica. Más adelante cantaría también en la Unión Soviética, China o Japón: ya era una estrella internacional, con conciertos para más de 100.000 personas e interminables giras. Para 1977, con tres hijos y a punto de separarse de Isabel Preysler, ya había vendido 35 millones de copias y colaboraba con los mejores cantantes del mundo, a la par que era recibido por las más importantes figuras de la aristocracia, de la realeza y de la política. Un año después fijó su residencia en Miami, donde cada 8 de septiembre se celebra el Día de Julio Iglesias.

Récords y reconocimientos con una importante labor benéfica

Las cifras no han dejado de crecer desde entonces. Se calcula que a lo largo de su carrera ha ofrecido cerca de 6.000 conciertos, ha actuado para más de 60 millones de personas en los cinco continentes y ha publicado 80 álbumes en 14 idiomas, con más de 2.600 discos de oro y platino. En 1983 recibió el único disco de diamante que se ha entregado a un cantante por haber vendido 100 millones de copias en seis idiomas distintos según el Libro Guinness de los Récords, que en 2013 certificó también otro récord por ser el artista latino con más ventas a nivel mundial.

Nadie ha despachado tantos discos como él, 23 millones, en España (se calcula que unos 360 millones en todo el mundo), país que le entregó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Y en Francia, donde también es considerado una leyenda, se hizo acreedor a la condecoración de caballero de la Legión de Honor y a la Medalla de oro de París, además de contar con dos premios Grammy (entre otros muchísimos galardones), con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y con el cargo de embajador de Unicef. Porque su éxito, que prosiguió en los 90 y con el nuevo milenio, ha ido de la mano de una participación activa en numerosas causas benéficas, con conciertos en favor de la infancia desfavorecida, de los damnificados por un terremoto o por un volcán, de los campesinos estadounidenses, de los afectados por una enfermedad o en contra de las drogas.

Eso sí, desde 2019 no se ha subido a un escenario. Tenía previsto retornar en 2020, pero la pandemia de coronavirus lo impidió. Había rumores de que podía regresar en 2023 por su 80º cumpleaños y para celebrar sus 55 años de carrera musical, pero poco se sabe de él, más allá de que su salud no es la mejor, que tiene problemas de movilidad y que se ha instalado en Bahamas, tras vivir muchos años entre Miami, República Dominicana y Marbella, donde se casó en 2010 con Miranda, con quien ha tenido cinco hijos más.

A la izquierda, con Isabel Preysler y sus hijos Chábeli, Enrique y Julio José; a la derecha, con Miranda y sus otros cinco hijos. RTVE/Hola

Mil amantes, dos esposas y ¿cuántos hijos?

Si es por los rumores que han surgido a lo largo de las décadas, que han derivado casi en un mito (y hoy en día en una infinidad de memes), sería difícil encontrar espacio para colocar en un árbol genealógico a la descendencia de Julio Iglesias, pero la realidad, al menos la oficial, es que tiene ‘sólo’ ocho hijos. O nueve. Tres los tuvo con su primera mujer, Isabel Preysler, a la que conoció en 1970 durante una fiesta, con la que se casó en enero de 1971 y de cuya relación nacieron Chábeli (seis meses después), Julio José (1973) y Enrique (1975). Los dos últimos se han dedicado también a la música, con más éxito de Enrique que de Julio José. El matrimonio con Isabel Preysler terminó en divorcio en 1978, aunque en 1976 tuvo otro hijo con la bailarina portuguesa María Edite Santos, Javier Sánchez Santos, algo que una prueba de ADN confirmó al 99% pero al que Julio nunca ha querido reconocer como hijo pese a los esfuerzos de éste.

21 años se llevan Enrique y su siguiente hermano, Miguel Alejandro, el primer hijo que tuvo, en 1997, con la modelo neerlandesa Miranda Rijnsburger, 22 años más joven que él, que es su pareja desde 1991 y con la que se casó en 2000. Antes de la boda nació Rodrigo (1999) y después, las gemelas Victoria y Cristina (2001) y Guillermo (2007).

Julio Iglesias se ha casado dos veces, pero ha tenido muchos otros romances. Entre ellos, con la inglesa Gwendolyne Bollore, que inspiró su famosa canción llamada como ella poco antes de conocer a Isabel Preysler. Tras el divorcio estuvo cinco años con la modelo venezolana Virginia Sipl, y también trascendieron sus romances con Jehan Sadat (hija del presidente egipcio Anwar El Sadat) y con dos actrices: la italoestadounidense Sydne Rome y la costarricense Giannina Facio. También vivió aventuras con Priscila Presley, viuda de Elvis, con la modelo neerlandesa Yolanda Hadid o con Carmen Martínez-Bordiú y Makoke.

Su condición de mujeriego (se especulaba con que se había acostado con 3.000 mujeres, aunque él rebajó la cifra a unas 1.000) la heredó de su padre, el doctor Julio Iglesias Puga, Papuchi (que fue secuestrado por ETA 22 días entre 1981 y 1982), que le dio a Julio cinco hermanos, dos de ellos nacidos cuando ya rondaba los 90 años. De hecho al pequeño no lo llegó a conocer ya que murió cuando su última mujer estaba embarazada.