“La Virgen de Erkuden tiene en una mano el sol y en la otra la lluvia, ella guarda para nosotros lo que nos conviene”, reza la canción que loa esta imagen de gran devoción en Alsasua. Como es tradición, ayer retornó a su ermita en una jornada brillante después de muchos días grises y lluviosos.

La Ama de Erkuden salió el 2 de julio hacia la parroquia, donde ha permanecido durante la novena. Su vuelta es siempre motivo de fiesta. Cómo manda la tradición, fue en andas y por el monte, acompañada de decenas de fieles que realizaron a pie el trayecto que separa la parroquia y la ermita, unos 3,5 kilómetros. Después de atravesar Larrezabal y Ulaiar, la imagen llegó al templo, dónde le esperaban muchas más personas.

Tras una misa en el exterior, llegó el momento del almuerzo, acompañado de vino ofrecido por el Ayuntamiento, que corrió de mano en mano en las tradicionales tazas de plata. Luego vinieron las jotas y los zortzikos, imprescindibles en todas las celebraciones de la villa. Los txistus dieron paso al acordeón y trikitixa. Y es que Enrike Zelaia no se perdió esta celebración de fuerte sentido religioso pero también festivo. Ayer todos felicitaban al akordeoilari por su reciente Gallico de Oro y también porque ayer era su 75 cumpleaños.

Esta ermita era la iglesia de Elkuren, una población desaparecida en el siglo XIV. De su cuidado se encarga Belén Rubio. Y lo hace con esmero, como observaban muchos alsasuarras. “Da gusto ver la ermita tan limpia y cuidada”, apuntaron. Ayer también lucia florida, con numerosos ramos.

La imagen originaria de la virgen de Erkuden fue robada a principios del siglo XX y sustituida después por otra traída de Valencia. Hace unos 30 años, Venancio Amillano talló una nueva imagen de la Virgen.