PUENTE LA REINA-GARES - Si el olor que caracteriza Puente la Reina es el de los pimientos asados en otoño, el oído se adapta a una mezcla de acentos de diferentes zonas de la Comunidad Foral y de la CAV. Los productores y vendedores de pimientos coinciden al afirmar que la mayoría de los que se acercan a comprar su producto son vascos, especialmente guipuzcoanos.
“Son clientes de hace muchos años que vienen expresamente a comprar pimientos”, comenta Sara Rodríguez, de Pimientos Eyaralar. Entre ellos, Mariano de Blas, vecinos de San Sebastián que cada año se asoma a Puente la Reina para agenciarse una buena cantidad de pimientos rojos. “De piquillo”, matiza de Blas. “Cada año calculamos cuanto vamos a necesitar, hacemos el encargo y vengo a por ellos”, añade. Esta vez, dos bolsas de 30 kilos cada uno, “una para mí y mi mujer, la otra para un matrimonio amigo”, comenta. El destino de estas grandes cantidades de pimientos es el congelador, para evitar que se echen a perder.
El pimiento que más prefieren los clientes es el de piquillo. Y así se confirma en la trasera del puesto de Rodríguez. Allí, en una decena de sillas, los que compran tienen la opción de formar parte del proceso, y con la ayuda de una herramienta, quitan las pepitas y los nervios de los kilogramos que acaban de adquirir, justo antes de ser asados. Así estaba el matrimonio formado por Esperanza y Jesús, vecinos del segundo Ensanche de Pamplona. “Venimos cada año varias veces y compramos para nosotros y para nuestros hijos”, comenta ella. Para la pareja, formar parte de este proceso es “entretenido”, pero sobre todo interesante porque “así nos ahorramos un dinerito”, según Esperanza. Durante cerca de media hora, estos vecinos de Pamplona pelaron 5 kilos de pimientos de piquillo verde y otros 15 del rojo.
Pero también pasan por la campa principiantes en este tipo de mercado. Como las gipuzkoanas Itsaso Arana y Rosa Ruiz. Esta última cuenta que “es la primera vez que venimos, animadas por unos amigos que vienen cada año”. Y para probar, cargan sus coches con 15 kilos de pimientos cada una. “Tantas recomendaciones hacen que confiemos en que estarán riquísimos”, declara Arana.
Y que los clientes recorran tantos kilómetros es “un orgullo, pero sobre todo una recompensa a la labor que hacemos durante todo el año”, comenta Rodríguez. “Se pasan muchas calamidades”, añade Nieves Etayo. Y todos coinciden al afirmar que, si tanta gente conduce durante cientos de kilómetros, es porque está claro que lo que venden es un producto de calidad.