la presencia vasca más conocida, fundamentalmente en el Oeste americano, ha sido la del pastoreo. Tanto es así que durante la dácada de los 80, en el Oeste de los Estados Unidos la palabra pastor significaba un pastor vasco. Después del descubrimiento del oro en California, los vascos también quisieron llegar a los EEUU para prosperar. Hacia mediados del siglo XIX, los vascos fueron con ideas de descubrir y explotar minas, pero vieron el potencial ganadero y se convirtieron en pastores.
El pastor vasco ambulante fue una figura muy importante del Oeste de los EEUU. Los vascos llegaron al valle de San Joaquín y, en torno a 1870, se trasladaron a partes de Arizona y Nuevo México, al norte de California y Nevada. Esto significó el inicio de la presencia de los pastores vascos en el Oeste americano, sobre todo en Nevada, California e Idaho. Probablemente no hubo más de 10.000 vascos en todo el Oeste a fines de siglo XIX, pero en California y otros estados la colonia vasca se estaba consolidando. Surgieron también los restaurantes, los hoteles y las pensiones vascas.
Se consideraba que los vascos tenían un talento especial para cuidar los animales y para llevar la carga de una vida solitaria e itinerante. Con sus experiencias en los Pirineos, los vascos tuvieron mucho éxito guiando al ganado por los pastos entre las montañas y los desiertos. La mayoría de los jóvenes que fueron eran solteros. Los primeros pastores vascos de California fueron itinerantes. No necesitaban casa ni muchas cosas, puesto que tenían que llevar todas sus pertenencias consigo en sus viajes.
Pero el modo de vida no era fácil. No todos pudieron soportar la soledad ni las duras condiciones, los largos días en soledad únicamente con la visita del campero cada semana o quince días, hacían que la vida fuera dura. El calor extremo y también el frío de los duros inviernos eran difíciles de soportar. Durante este tiempo hubo suicidios y gente que perdió la cabeza. De hecho, la palabra aovejado designaba a este individuo que había pasado demasiado tiempo solo en las montañas y había perdido la cordura. Las mujeres también emigraron, aunque en menor medida. Muchos de los vascos contrajeron matrimonio con mujeres de la zona de Iparralde, de esta manera se consolidaron comunidades sólidas de vascos en América.
Estos vascos constituían un núcleo sólido y defendieron su cultura y tradiciones en las famosas casas vascas, y en distintas asociaciones. Las diferentes asociaciones están unidas en la NABO.
Una zona en la que la presencia de los vascos es especialmente notable es el área de Boise (capital de Idaho, donde dicen que residen unos 20.000 vascos), gran parte de su población tiene antepasados de origen vasco. En los Estados Unidos existen 36 centros relacionados con la cultura vasca. En Boise hay un Basque Museum & Cultural Center (Museo y centro cultural vascos), y en la zona próxima a este centro hay muchas tiendas y restaurantes en los que se hace notar la cultura vasca en el llamado Basque block.
En general, los pastores americanos han sido y son muy apreciados porque reunían algunos rasgos como: la sencillez de costumbres y actitudes, el respeto por la palabra empeñada, el culto a la hospitalidad, el perseverante esfuerzo ante los retos y la honestidad.
Hubo distintas etapas en esta estancia de vascos en el oeste americano, desde la mitad del siglo XIX, hasta la actualidad. Durante el siglo XX, el reclutamiento de pastores dependía de la ley de la oferta y la demanda. Los últimos años, en 1950, el senador de Nevada Patrick McCarran ganó la causa de los pastores y consiguió permiso para reclutar pastores vascos. Desde ese momento, esencialmente, cada pastor recibía un contrato de tres años y medio, gracias al cual podía trabajar en los EEUU como pastor.
Actualmente, el panorama étnico del pastor ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Poco a poco, dejó de ser rentable la emigración. Según William A. Douglass, en 1976, de los 742 pastores que tuvieron un contrato, 433 fueron de Latinoamérica y de los 309 restantes, sólo 106 fueron vascos.
Los aezkoanos que emigraron a América no fueron muchos, pero procedían de todos los pueblos: Aria, Aribe, Garaioa, Garralda, Hiriberri, Orbaizeta, Orbara. Todavía hoy en California, en los alrededores de Fresno residen algunos aezkoanos de Garaioa, Aria, Orbaizeta, etc. Algunos de ellos fueron contratados como pastores, pero después desempeñaron trabajos en jardinerías, lecherías, panaderías o en hoteles vascos. Estos hoteles jugaron un papel importante como centros de contratación, información, y acogida, donde el vasco encontraba un ambiente familiar. La vida de Estados Unidos también representaba tener que enfrentarse con las dificultades de la lengua inglesa y de una cultura anglo. A pesar de todo, muchos mantuvieron el euskera y se lo enseñaron a sus hijos. Un euskera con características especiales, con palabras arcaicas y con otras mezcladas con el inglés, como mauntena mendia, xopa tienda, o xipa oveja. En la Universidad de Nevada también, mediante el Basque Estudies Program, se llevan a cabo estudios sobre la cultura vasca, se dan clases de euskera y se publican libros, como Amerikanuak.
A modo de resumen podemos decir que los pastores de la Montaña navarra dejaron una huella de honestidad, laboriosidad, gusto por el trabajo bien hecho y de gentes sacrificadas. Además muchos de ellos, tal y como hemos visto en el caso de los indianos aezkoanos, superaron la escasez y la adversidad, pero no se olvidaron de su pueblo y revertieron en él parte de esa riqueza, ayudando a su bienestar y desarrollo.