arce - Este año, en el día del Valle de Arce, la novedad principal ha sido la exposición de paneles sobre el proyecto de oiconomia en el Valle. Las circunstancias políticas y sociales que ha vivido este valle han supuesto una transformación en sus pueblos y la urgencia por mantener ese patrimonio que poco a poco va desapareciendo ha incitado al Ayuntamiento a aprobar una ordenanza para fomentar la inscripción de los nombres de las casas en el catastro.

Con el apoyo del Servicio de Euskera, se pensó hacer una recogida de los nombres de las casas por un lado porque se están dejando de utilizar o van transformándose en nuevos nombres y por otro lado porque, al perderse el idioma del Valle, los nombres de las casas, que mayoritariamente son en euskera, también van perdiendo su uso. “Aprovechando que el día del Valle es un día al que va bastante gente, hemos hecho unos paneles informativos para dar a conocer el trabajo realizado hasta ahora”, afirmaba Tere Iribarren, del Servicio de Euskera.

Para poner en marcha este interesante proyecto, hablaron con Juan Carlos López-Mugartza Iriarte, profesor de filología en la Universidad Pública de Navarra, y enseguida dijo que sí. Después se hizo una convocatoria por el valle para aquellos que estuvieran interesados en el proyecto. “Ha sido una sorpresa para nosotros que 10 personas del valle o relacionadas con él se ofrecieran para hacer este proyecto”, decía Tere.

Los artzibarres respondieron satisfactoriamente y enseguida comenzaron a hacer reuniones para organizarse. Bien sea porque muchos voluntarios ya se habían documentado previamente o porque desde el Ayuntamiento del Valle de Arce se está haciendo un esfuerzo en torno a la recopilación de la memoria oral, lo cierto es que se juntaron con mucho trabajo adelantado. Está claro que los vecinos de Arce tienen mucho interés por conocer su propia identidad. La concejala Cristina Larrea afirmaba que “lo importante es recuperar nuestras raíces y nuestro patrimonio. Si no sabemos de dónde venimos, tampoco sabemos quiénes somos”.

VOLUNTARIOS Jaione Oroz es una de esas personas que se han prestado a ayudar. Su madre es de casa Goitikoetxea, de Urdirotz, y su padre de casa Parriola, en Hiriberri. “A mi mozo y a mí nos pareció un proyecto interesante y enseguida nos animamos”, decía. La aceptación de la gente, además, ha sido muy satisfactoria, los vecinos de Arce no les han cerrado las puertas de sus casas. Al final, todos se conocen y les parece muy interesante el tema y que se trabaje en el pueblo. “Se asustan un poco cuando te ven con la grabadora, pero enseguida se les olvida. Es muy agradable ir a las casas”, decía Jaione. En todas las casas les explican el tema y se presentan con una guía de preguntas para recopilar información sobre cuál es el nombre actual de la casa, si han tenido otros nombres en la historia, la edad, cómo está estructurada la casa y la toponimia de los alrededores de la casa. Muchos de los nombres están oficialmente documentados en la Edad Media.

Otro de los voluntarios es Javier Úriz, un médico afincado en Donostia cuya madre es de Úriz. Javier es un apasionado de la historia de su pueblo y antes de este proyecto, ya tenía mucha información recopilada. “He hecho un árbol genealógico de todo el pueblo de Úriz, de todos los parentescos de los últimos 300 años”, aseveraba. Esto ha facilitado muchísimo trabajo a la hora de obtener la información de las casas. “Estudiando la genealogía, te encuentras muchos más flecos, incluso he encontrado 16 generaciones que han vivido en una misma casa”, decía Javier.

El oriundo del pueblo de Lusarreta, Patxi Dufur, es el que más años lleva buscando cosas del Valle. Investiga por su cuenta en el Archivo Diocesano y también en el Archivo General de Navarra. “Mucha de la información que recojo sólo es de Lusarreta, no del valle. Yo tengo mis limitaciones, no soy historiador”, relataba Patxi. En su caso, no hace tanto trabajo de campo ya que en Lusarreta sólo hay dos casas. “En Lusarreta sólo viven mis dos hermanos mayores y probablemente, yo tengo más información que ellos”, afirmaba.

Mertxe Martínez es una de las que no acude a las casas, sino que pasa más horas en el Archivo Diocesano. La vecina de Pamplona va al Archivo con Juan Carlos. Así, han conseguido las partidas de bautismo, matrimonios, confirmaciones y defunciones desde el año 1600 aproximadamente. “Es en las confirmaciones donde más información obtengo del nombre de las casas”, decía Mertxe.

Aún queda mucho trabajo por hacer, pero el ritmo lo marcan los voluntarios. La próxima reunión la tendrán en septiembre y como siempre explicarán qué es lo que han hecho hasta ahora y si han encontrado alguna cosa curiosa. La idea a largo plazo es publicar un libro, pero para ello necesitan antes terminar el trabajo de investigación, contactar con la Euskaltzaindia y también buscar financiación. - P.C.