es el único lugar donde todavía tiene sentido mezclar el tocino con la velocidad. Arazuri, concejo que pertenece a la Cendea de Olza, se despedirá estas fiestas de su popular carrera de cutos tras 38 años de tradición. La falta de interés y relevo generacional, problemas logísticos (alquiler, transporte...) o las voces que aluden al sufrimiento del animal están detrás del final. Este domingo, a partir de las 19.30 horas, los cutos pasearán por última vez sus cachas por Arazuri a toda velocidad.
“Cuando empezamos, en casi todas las casas teníamos cutos y estábamos familiarizados con ellos. Pero no existen cerdos en el pueblo desde hace 10 años. La carrera empezó a ser algo artificial y a partir de los 15-16 años los chavales ya no querían saber nada”, dice Julio Áriz, uno de los impulsores. “Yo lo veo como algo natural. Ha sido un ciclo y todo lo que ha empezado tiene que terminar”, asegura.
“La tradición no se ha cortado de repente, ha ido en decadencia”, confirma Belén Lara, que pasó su adolescencia corriendo con una vara detrás de estos bichos. “Da pena; mis padres han tenido cutos en casa y fueron de los últimos en hacer la matanza. Probablemente mis hijos ya no sabrán de dónde sale un chorizo”, detalla, y dice que los sentimientos en el pueblo van desde el “es lo que toca”, la negativa de los más pequeños a que esto termine o la “pena de algunos mayores por no mantener esta tradición”.
La carrera se gestó en la primavera de 1980. Como tantas grandes ideas, en la barra de un bar. “La idea fue tomada con júbilo y los más voluntariosos hicieron el resto”, decía en la revista editada con motivo del 25º aniversario Miguel Urbistondo, alcalde en 1980. Pero en Arazuri, que vivió de este animal universal como otros tantos pueblos, se hablaba de carreras de cutos antes de 1980. “Eran tiempos de efervescencia, de querer hacer cosas. Y se pensó en llevar a la práctica lo que siempre se decía de ‘Arazuri, carrera de cutos’”, añade Áriz. “Era una forma de diversión”, dice, y recuerda las juergas que se corrían un mes antes en Sakana o Tierra Estella con la excusa de ir a ojear cerdos.
Hay quien opina que ese “Arazuri, carrera de cutos” se remonta a las labores de las gentes del pueblo, que sacaban a los cerdos a beber al río o a espigar a los rastrojos o a las piezas de habas, y volvían a casa a la carrera por diversión (o por hambre). También se contaba que la culpa la tuvo el soguero de Beriáin, que abrió las puertas de las pocilgas unas fiestas y a la hora del baile, dando origen a la tradición. El caso es que el escritor José María Iribarren ya citaba estas carreras en sus Burlas y Chanzas de 1959.
la carrera Con un recorrido de casi un kilómetro de una punta del pueblo a otra (desde la Fonda del Cuto al Mesón del Txerri), salen los cochinos animados por el sonido de un cohete, con las cuadrillas azuzándoles detrás con varas en la mano. Suelen ser seis, a veces siete, ocho o cinco, cerdos que se sortean previamente entre las cuadrillas del pueblo. Y llegan entrenados. Varios días antes se les enseña el recorrido y se les pone alimento en el Mesón del Txerri para que sepan que, cuanto antes lleguen, antes comerán.
Se buscaban animales de monte porque los de casa no estaban para esos trotes, casi siempre hembras porque corrían más (excepto cuando están en celo, que su rendimiento disminuye). A veces se mezclaron cerdos de diferentes manadas que en vez de correr reñían, y otras eran mitad cerdos mitad jabalíes, espectaculares en carrera pero más problemáticos (rotura de rodilla de la señora Plácida incluida).
Los seis primeros cutos (1980) costaron 60.000 pesetas y llegaron de Lacunza. Con su venta se recuperó la inversión. Solo un año después, la carrera llamó la atención de Televisión Española y de medios extranjeros. La fama había llegado a Arazuri. “Dio la vuelta al mundo”, recuerda Áriz. En 1982 los ocho cerdos fueron entrenando desde un mes antes. Cada atardecer, seguidos por todos los chavales del pueblo y sus varas, los cutos hacían el recorrido. Y la carrera estuvo cerca de ver su final tras el debate de la Ley de Protección de animales en el Parlamento en 1994.
cutos ilustres Por Arazuri han paseado sus pezuñas cutos ilustres y dispares. Desde Isabel Preisler a Boyer, Gil y Gil, Sadam Husein, José María García (justo vencedor en las dos mangas de 1989) o Madonna. También personalidades de por aquí como Alfredo Jaime o Barcina, que ha participado en varias ocasiones. La glamourosa Melanie Griffith, Ana Obregón, Bon Jovi, Teacher, Carl Lewis, Reagan, Usaint Bolt... o los frikis del año 2000 Yola Berrocal, Vanesa e Ismael (de Gran Hermano) y Paco Porras, nombres que hablan de épocas concretas y de un pedacito de historia. Hasta este domingo no se conocerán los nombres de los últimos protagonistas del punto y final a 38 años de divertida y peculiar tradición.