sunbilla - El espectáculo, el gran desfile de comparsas y de carrozas que clausura el tempranero carnaval de Sunbilla, fue espléndido, de verlo para creerlo junto a la multitud de visitantes llegados desde todos los municipios de la cuenca del Bidasoa, de Navarra y de Gipuzkoa. En un alarde de ingenio, trabajo y generosidad para acoger a los cientos de personas que abarrotaron los laterales de la calzada, la marcha carnavalesca sunbildarra volvió a desbordar la comarca.
Un veterano torero, vestido de colorado y plata brillante, anunciaba una Velada Taurina sin plaza ni hora, en la que presuntamente se lidiarían tres astados de otras tantas ganaderías distintas y distantes: una catalana, una gallega y una vasca. Dos de los toros representaban, no podía ser menos, a personajes de rabiosa actualidad, el presidente in pectore del Govern de Catalunya, Carles Puigdemont, el genio del plasma y presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, y el político en los últimos tiempos en apariencia algo decaído mediáticamente Arnaldo Otegi.
El director de la lidia, José Ignacio Murua, es un simpático personaje que lo mismo que anunciaba el evento en un cartel con ruedas, acostumbra a visitar con su compañero José Luis Olaizola las residencias de la comarca, la de Elizondo cada año puntualmente, para entretener y divertir a los ancianos y jubilados. Tan flamenco, lo mismo daba un pase ante el jolgorio del personal que mostraba dos apéndices de goma ganados, una oreja y un rabo que era un pene. Él fue anticipo de lo que pronto llegaría.
chupinazos Dos chupinazos anunciaron el comienzo, con las acostumbradas carrozas desde las que se reparte entre el público la generosidad de Sunbilla: tortilla a tutiplén elaborada con ¡1.800 huevos, 150 docenas!, caldo, talo (torta) de harina de maíz y queso, agradecidísimos como aperitivo. Para financiar el convite y la fiesta, se organiza una rifa con tres premios: dos jamones, y un cordero, de los que entre otros vendía boletos Bruno Sánchez Elena, un vecino muy popular que colabora todos los años.
La primera de las carrozas y comparsas escenificó el Día de Muertos mexicano, la fiesta tan sorprendentemente alegre de los difuntos del país azteca, encabezada por una gigantesca calavera que con ayuda de un brazo articulado se llevaba de vez en cuando un cigarro de gran tamaño a la boca, todo con el lógico ambiente mariachi estando por allí el conocido trompetista local Jalisko Ibarra.
Le seguían una ruidosa discoteca y una taza de váter monumental de la marca más renombrada, incluso con su aliviadero tobogán por el que salían jóvenes disfrazados de mokordo (excremento) y disponía hasta de rollo de papel higiénico de similares medidas. Un campo de golf inglés y una muy lograda Plaza Roja de Moscú por la que desfilaban soldados y ciudadanos rusos, además de una larguísima escenificación de 80 Bira Egun batean (la vuelta al mundo en 80 días) con su torre Eiffel parisina, el hindú Taj Mahal, la gran pirámide de Gizeh y la Torre de Londres, aunque no a orillas del Tamésis sino del Bidasoa.
Hubo carrozas y grupos de gnomos, de El Flautista de Hamelín y de Los Minions para diversión de la chiquillería, que toma parte muy activa, y gran jolgorio y cachondeo, que se prolongó durante dos horas. Y todo por el pueblo y la Kale Nagusia (Calle Mayor), olvidados los tiempos del tráfico por el medio del pueblo y los trailers destrozando barandillas de balcones y rótulos comerciales, hasta que Gobierno de Navarra y la constructora que fundó Juanito Mariezkurrena construyeron la variante. Un año más, el non plus ultra de los desfiles modernos de carnaval, con el que Sunbilla sorprende y entusiasma. Genial.
un caldo de todo corazón
Generosidad. La cosa es que el paseante, que va de mirón obligado, espera sentado a la puerta de Markesenea, en la fría piedra de un banco, a que llegue lo que hay que contar, cuando se abre la puerta y sale la etxekoandre Narcisa Maya ofreciendo un currusco de pan y un tazón de caliente caldo de carne (del de carne de verdad) que sabía a gloria y te levantaba la boina. “Con el frío que hace (ayer amaneció muy nublado y el sol se retrasó hasta el mediodía) ya te tomarás un caldo”. A lo que el mirón, sorprendido totalmente, responde afirmando que “no me lo puedo creer, no lo hubiera esperado en la vida”, y que da una y otra vez gracias y piensa que es por eso, por ser un pueblo acogedor y ejemplo de generosidad como el carnaval de Sunbilla tiene tal éxito.