- Es el año de los no Sanfermines y los no momenticos. Por culpa del virus y entre otros muchos al santo morenico se le ha perdido una ofrenda emblemática del día siete de julio. Esa que poco antes de las once de la mañana hace enmudecer a la plaza del Consejo, hasta los topes de público. "Nada, no se oye un alma. Es un silencio sepulcral, una pasada. A pesar de tantísima gente yo me meto en mi burbuja. Estás tú sola delante del santo, no hay nadie más. Ese momento es muy especial. Le hablas al santo como si fuera de tú a tú", recuerda Marta Sola Jaso.

Junto con Javier Aguerri Valencia, siempre arropados por la Coral Santiago, estos dos joteros hacen desde 2015 -recogiendo el testigo de Ana Patús y Alfonso Royo- el dúo en la Ofrenda a San Fermín, conocida obra de Joaquín Madurga que dice eso de "es la jota de tu Navarra, la que hoy te reza, la que hoy te canta". "Es patrimonio de la Coral Santiago, sin ellos la ofrenda no existe", comenta Aguerri sobre un momentico de la Procesión que se canta desde 1977, con Neptuno Niño como testigo en lo alto de la fuente de la plaza del Consejo. "Tenemos la suerte de estar con la Coral Santiago, un grupo muy hecho, una pequeña familia", dice Marta.

Aunque a Javier la tensión del momento le afecta y "la jota me sale mejor fuera de aquí, que me pego unos jotones con la del santo que no veas", también lo disfruta. "Mucho. Es un orgullo personal, le estás diciendo algo delante de todo el mundo a San Fermín. Casi hay más gente que en el cohete, pero la voz no te tiembla porque ya te ha temblado antes 40 veces. Ves aquí los gigantes, luego llega el santo, se te para delante... y ahí piensas, '¿saldrá bien? ¿Me saldrá algún gallo?", confiesa este jotero de Tafalla.

"El nervio lo pasas antes, cuando vas juntándote con la gente, viene el resto del coro, pasan los gigantes, saludan con una reverencia... Y luego ves aparecer al santo allá al fondo de la calle y dices, 'ya está... ya es el momento'. Javier es muy de hablar para soltar nervio, y yo al contrario; necesito mi momento de recogimiento y de pensar, 'a ver qué le voy a decir ahora al santo", cuenta Marta. "Yo me concentro rajando... te hablo porque si no me pongo negro", le responde Javier. Hablando o en silencio, para los dos es un momento de mucha emoción. "En 2015 un hermano de mi padre tuvo un ictus. Fueron meses muy intensos y ese primer año lo recuerdo especialmente por eso. Pedí al santo por él. Esa misma tarde fui a verle a San Juan de Dios y salió la jota en la tele. Él no podía hablar, pero me hacía un gesto ladeando la cabeza, como diciendo... 'vaya jota que has echado'. Es un recuerdo que se me va a quedar grabado siempre", dice Marta, jotera de Sangüesa. "Han sido años de necesidad, de pedirle al santo que interceda", reconoce. "Alguna lagrimica le costaba, ¿eh?", dice Javier. "Después de cantar, sí", confirma ella. A Javier el año de su debut con la jota al santo le pilló de vacaciones en Cambrils. Alfonso Royo y Marta ensayaron la jota y le mandaron la grabación. Y después Javier practicó en solitario los dúos, desde el camping con el móvil y la guitarra. "Llegué el día 6 de julio a las 11 de la noche. El 7 canté la jota y a la tarde volví al camping. Feliz de la vida".

Sin jota al santo y sin fiesta Javier pasa estos días "con una tristeza total". Y hasta el momento de la fotografía que ilustra este reportaje, Marta ni se había asomado por el Casco Antiguo. "Me daba apuro. Es que venir al centro en pleno San Fermín no siendo san Fermín da pena". Para el año que viene "si se puede se cantará, y si no se puede pues no. No sabemos qué pasará", apunta Javier. "Estamos en la dinámica de verlas venir. Creo que ahora somos más conscientes de que tenemos que vivir al día", finaliza Marta, contenta al menos de que, con contadas excepciones, "la gente se está comportando como merece la ciudad".