l aguas es vida, una de las principales artífices de la creación del envidiable paisaje de los pueblos y rincones de Baztan, y uno de los más atractivos y. a su vez, más visitados es la cascada de Xorroxin, en Erratzu. El nacedero del río Baztan, que siguiendo su cauce más adelante toma el nombre de Bidasoa. Cada vez son más los que visitan el lugar tantos que hace pocos años la gran afluencia de visitantes comenzó a ser un problema para el pueblo, y mayoritariamente para los vecinos del barrio Gorostapolo, cercano a la cascada, pues los visitantes aparcaban sus vehículos donde podían, causando problemas a los lugareños.

Por ello, hace 3 años los erratzuarras acondicionaron una nueva ruta con el objetivo de descongestionar el barrio de Gorostapolo y ofrecer al visitante un sendero atractivo y circular con escasa dificultad, paralelo a la regata de Iñarbegi y adecuado para toda la familia.

Hay que aparcar a la entrada del pueblo, a la derecha, entre las primeras viviendas. Allí mismo se encuentra el primer cartel indicativo, de forma que siguiendo los rótulos se llega hasta el puente Araneko zubia, y a partir de aquí el sendero discurre paralelo a la regata de Iñarbegi en un sugerente y paradisíaco paseo. Tras llegar a Xorroxin, el camino de vuelta sube a Gorostapolo, cerca de la ermita de la Soledad, para volver a Erratzu por un camino asfaltado. En la ermita hay un contador que indica cuánta gente pasa. Este año ya han sido más de 45.000 las personas que han visitado Xorroxin, cuando el año pasado fueron alrededor de 30.000. El alcalde de Erratzu, Joxe Itoiz, señala que “cada vez más gente utiliza el camino nuevo, pero todavía muchos van desde Gorostapolo”. Hace un llamamiento a aparcar los coches a la entrada del pueblo y seguir andando, por el itinerario propuesto, y sobre todo, “a mantener el entorno limpio”.

El barrio de Orabidea, en Lekaroz, esconde entre sus grandes tesoros la regata del infierno, Infernuko Erreka, un arroyo junto al que discurre una senda que nos conduce entre la espesura del bosque atlántico a un molino, Infernuko Errota, construido en la época carlista, que desempeñó un importante papel para los soldados dispersos en la zona, ya que acudían a él para aprovisionarse de harina. Durante la guerra civil también fue clave, no en vano, fue el único de la zona que permaneció en funcionamiento, de manera clandestina.

Aunque durante muchos años perteneció a la colindante Etxalar y también a Baztan, hace décadas quedó en desuso hasta que en el año 2000 la familia Argarate, propietaria del restaurante Etxebertzeko Borda, situado aproximadamente a 20 minutos a pie, adquirió el molino y lo rehabilitó completamente.

Actualmente representa un lugar de gran interés histórico y cultural, accesible tanto desde Etxebertzeko Borda como desde Etxalar. Suele ser el plan perfecto para muchos, darse un paseo por el entorno, visitando Infernuko Errota, para luego comer en Etxebertzeko Borda, un restaurante para sentirse como en casa, o mejor, aunque estos días será imposible redondear el plan, debido al cierre de los restaurantes por las medidas adoptadas por el Gobierno de Navarra.