Según los datos del Instituto de Estadística de Navarra, la comarca de Sangüesa cuenta con un censo de 9.445 habitantes (incluida la cuenca de Lumbier), de los que 4.962 viven en la ciudad que le da nombre. Sangüesa es la localidad de referencia, donde se concentran los servicios de los que carecen los núcleos más despoblados de una comarca envejecida, despoblada olvidada por los sucesivos Gobiernos en reiterados manifiestos.

Los datos recogidos en el documento "Desigualdades territoriales en Navarra. Retos y Propuestas" , diagnóstico del Gobierno foral dan una idea de la dimensión del problema. El semáforo está en rojo y dos indicadores sociodemográficos son alarmantes: el índice de sobreenvejecimiento (población mayor de 80 años), que ocupa el primer puesto de Navarra y el hecho de tener el porcentaje más bajo de población soporte (40-54 años).

Ante este hecho, Gabriela Orduna Alegrini, agente de desarrollo de Cederna Garalur en la comarca, alerta: "Tenemos que prevenir para revertir la imagen que se presenta a futuro, en cinco años, si la gente joven no se queda a vivir en los pueblos".

Con casi veinte años en el puesto se ha forjado una posición de observadora de la realidad socioeconómica, del fenómeno de la despoblación que califica como "un proceso brutal". Lo compara con la pandemia y clasifica a los pueblos como asintomáticos, leves, hospitalizados y graves.

"Somos el territorio más despoblado, después del Pirineo, y nuestra situación es crítica. Estamos en la UCI", resume.

El mal que aqueja a la comarca se ha agudizado los últimos cinco años, explica. La crisis económica hizo partir a muchas personas, emigrantes que habían estabilizado población, que se acogieron a políticas de reagrupamiento, y solo se quedaron los más arraigados en el territorio.

MEDIDASRemontar este estado pasa por buscar alternativas y alicientes: servicios, salud y educación, internet, vivienda... también por resolver problemas básicos pendientes en los pequeños pueblos.

El problema de vivienda joven es común al mundo rural, afirma. "No hay facilidades, ni promociones de VPO, no se está apoyando la rehabilitación de los cascos urbanos. Vivir aquí supone un sobrecoste, y para 30 minutos que nos separan de Pamplona con la autovía, se elige la ciudad para vivir. La vivienda es fundamental para que la gente se quede y el trabajo", subraya.

Sin embargo, el paro no es la causa de este éxodo apunta y se basa en que "en los peores momento el índice no ha superado el 12%". La cuestión es que la industria que se asienta en el territorio no fija población menor de 40 años.

"La masa de empleo no se traduce en habitantes. Hay jóvenes parejas que trabajan a diario en la Comarca y viven en Pamplona", constata. La de Sangüesa es una zona habitual de segundas residencias creadas por generaciones anteriores, pero las nuevas, asegura Gabriela Orduna, no tienen este hábito. "La casa no es suficiente arraigo si no te vinculas a los pueblos, y cuando los padres mueren, muchos rompen con su lugar de origen porque no han generado vínculos afectivos", significa.

PLANTEAMIENTOPosicionar la comarca y llamar la atención sobre su singularidad es el punto de partida de su planteamiento, presentar proyectos locales y líneas de acción estructurados en dos bloques: en torno a las personas y a los servicios básicos que necesitan para sujetar y atraer población, y en torno al patrimonio.

"Somos espacio de transición con un inmenso patrimonio cultural tangible e intangible", expresa al tiempo que enumera desde San Zoilo (Cáseda) Santa Criz de Eslava y recorre las asociaciones unidas al patrimonio: Leire, Petilla de Aragón, Cáseda, Lerga, Ayesa, Rocaforte, Aibar, Eslava, más los grupos culturales de Sangüesa. "Se cargan de iniciativas y lideran proyectos ilusionantes como el Paseo Megalítico de Eslava, "México Cabalga", La Vizcaya en Ezprogui, y la restauración de la ermita de Abaiz en Lerga. Esto nos da idea de su vitalidad", expresa y pone asimismo de manifiesto la música y el arte local como emprendimiento.

"El argumento para el desarrollo de la comarca pasa por optimizar y mover los recursos del territorio y crear líneas de trabajo que sean importantes para la gente de aquí", expresa convencida.

Su experiencia le demuestra que la gente se mueve por lo que considera suyo porque le despierta la ilusión. "Lo que hace falta son servicios y calidad de vida con un argumento que emocione. Si el empleo no da vida en la comarca, lo dará el patrimonio que puede generar movimientos económicos significativos".

ESCUCHAR Dotar a los pueblos de igualdad de oportunidades es para ella el punto de partida, no disfrazar la realidad con esa imagen bucólica del mundo rural vendida en la pandemia. La necesidad de transporte público, la rehabilitación de vivienda para facilitar que la juventud se instale está en su reivindicación. Le consta que los pueblos solos no pueden y necesitan la ayuda de la Administración, que atienda las necesidades del territorio y les escuche.

Orduna explica el modelo ideal: "Nosotros decidimos lo qué hacemos y te pedimos que lo hagamos juntos. La solución no es aprovechar lo que llega. ¿Necesitamos tantos técnicos, tantos diagnósticos?. Lo que hace falta es que en el mundo real la gente pueda canalizar sus proyectos, que no encuentren tantas trabas a su iniciativa y talento y políticas innovadoras y no volver a las mismas conclusiones años atrás. Dar salida a proyectos locales y supralocales, como la Vía Verde del Irati que nunca llega y al Camino de Santiago Aragonés, que no existe. Dar visibilidad a los pequeños pueblos, no solo a Sangüesa y a Javier".

Al Gobierno le pide apoyo financiero para sus proyectos. "Desgasta pedir de departamento en departamento para recibir migajas. Necesitamos líneas de financiación claras y sencillas de gestionar."

Desea lo mismo sobre los fondos que lleguen de Europa: "que sirvan realmente, para dar respuesta a las necesidades de los municipios pequeños, que no se pierdan en diagnósticos y asistencias técnicas intermedias y que contribuyan a garantizar la igualdad de oportunidades de las personas que viven en el mundo rural ".

A Gabriela Orduna le consta que la Comarca de Sangüesa sigue luchando por encontrar su propio espacio. "Si el problema persiste es que no hemos dado con la solución. Esa es la innovación, acertar con algo diferente. Somos como un agujero negro en la galaxia de Navarra, invisibles, y desapareceremos", pronostica.