Confiesa Ana Góngora, alcaldesa de Burlada (Navarra Suma), que su experiencia durante esta pandemia “ha sido muy de cuidadora. He sentido que recaía en mis decisiones la posibilidad de contagio de toda Burlada, he recibido diariamente información del número de contagiados… Y está siendo duro, la verdad”. Asegura que ha sentido “vértigo” en muchos momentos, “en septiembre con el inicio del curso escolar y las escuelas deportivas, o en Navidades”, pero la decisión más difícil que ha tenido que tomar “fue cerrar todo el día 11 de marzo”.

No resulta sencillo llevar la batuta de un Ayuntamiento en tiempos de incertidumbre ni en época de vacas flacas. Ni para los hombres ni para las mujeres, aunque quizás cada uno tenga que hacer frente a sus propias barreras, que en muchas ocasiones nada tienen que ver entre ellas. Góngora, que ve la economía del Ayuntamiento de Burlada “como si fuera la de mi casa”, intenta gestionar los recursos del Ayuntamiento como si fueran los propios, “porque son de toda la ciudadanía burladesa y tengo mucho respeto a eso”, explica, poniendo en valor el trabajo del personal municipal, al que también ha tratado de motivar. “He organizado formación específica para eso y creo que he aportado también cercanía en el trato tanto de compañeros y trabajadores como de la ciudadanía en general”, valora.

Ha aportado, sobre todo, empatía, “he trabajado intentando colaborar con todos mis compañeros y compañeras compartiendo ideas y soluciones a cada situación en cada momento, con agilidad. Reforzando los servicios sociales, las ayudas de emergencia, ayudas para comerciantes, paseos saludables y gimnasia para mayores al aire libre, pequeños conciertos a lo largo del verano para la ciudadanía cumpliendo con todos los protocolos. Ayudando a los hosteleros ampliando sus terrazas”, relata.

Entre otras medidas, en Burlada han realizado un estudio del impacto del covid 19 en las mujeres y hombres con 450 encuestas telefónicas y su posterior análisis con 5 grupos focales de mujeres para profundizar en empleo, cuidados, violencia, mujeres vulnerables y mujeres mayores, que servirá para determinar futuras líneas de actuación municipal. Lanzaron la campaña Co(n)responsabilidad para el reparto de tiempo y tareas, además del mensaje “solo sí es sí” en las relaciones, y adoptaron otra iniciativa para establecer una “contraseña” que, en los comercios, las mujeres pudiesen avisar si estaban sufriendo violencia de género.

Conciliación “imposible”

Se han llevado a cabo muchas y diferentes medidas aunque queda mucho por recorrer en el camino hacia la igualdad real. Y es que tal y como asume Góngora, en su caso la conciliación “es imposible, y más porque tengo una familia monoparental, aún tenemos mucho que avanzar en este sentido. La organización de la casa sigue recayendo sobre mis espaldas, yo soy madre y soy hija. A mi lo que más feliz me hace es mi familia, por ello he renunciado al deporte, al ocio y al tiempo libre y he tenido que reducir mi tiempo con mi familia al mínimo. Hay días que solo estoy con mis hijos media hora para comer y un rato en la cena. El teletrabajo me ha ayudado mucho a poder disfrutar un poco más de mi familia y de mi hogar, creo que es algo que ha venido para quedarse y es una de las cosas buenas que hemos sacado de esta pandemia”.

Su sensación, reconoce, “es que hombres y mujeres tenemos una mirada diferente a la hora de abordar el trabajo. No se puede generalizar, por supuesto, pero quizás nosotras tenemos una visión más global a la hora de abordar los asuntos, por la labor que hemos desempeñado a lo largo de nuestra vida estamos más acostumbradas a ceder en las negociaciones”, opina.