El mercado de Elizondo, uno de los cuadros más conocidos del pintor Javier Ciga, ha vuelto a su lugar de origen. El pueblo de Elizondo, a petición de un vecino, ha colocado una copia de la famosa obra en la calle Jaime Urrutia, en los soportales donde los protagonistas del cuadro vendían sus productos. La idea surgió hace varios años, cuando un vecino de Elizondo propuso poner un panel con el cuadro en los soportales. Hace pocos días, tras hablar el pueblo de Elizondo con la Fundación Ciga y el Ayuntamiento de Baztan, el cuadro ha sido colocado en su lugar original.

No es la primera vez que un panel es colocado en Elizondo para recordar algo destacable del pueblo. Hace varios años se instalaron varios paneles con fotos de la riada de 1913, en la que se muestra cómo quedaron las calles tras la devastación de entonces. En esta ocasión, "ha sido algo sencillo", señalan desde el pueblo de Elizondo, "trasladamos la idea a la Fundación Ciga, y les gustó mucho, además, el Ayuntamiento de Baztan también se ha mostrado muy receptivo, y se ha hecho cargo de la impresión y de la colocación el panel".

El original de Ciga es propiedad del Ayuntamiento de Pamplona, pero desde hace pocos días los elizondarras y visitantes que pasen por los soportales de la calle Jaime Urrutia de Elizondo podrán disfrutar de una de las obras más conocidas del artista Javier Ciga.

El mercado de Elizondo

Tal y como explica el Pello Fernández Oyaregui, presidente de la Fundación Ciga, "el cuadro es un alarde en cuanto a composición y perspectiva. El pintor realiza un juego de luces y sombras, creando una caja escénica por donde se reparten los personajes. Capta la atmósfera, y recrea un espacio real. En cuanto a la interpretación iconológica, Ciga no se queda en los citados virtuosismos técnicos y concentra toda su atención en el alma de sus protagonistas, aquellas caseras de vida difícil, que hacían frente a una cruda realidad, marcada en sus rostros y reflejada en sus resignadas e inquietantes miradas. Destaca la figura central, revestida de una gran dignidad moral. Su mirada incisiva, directa, nos interroga y nos lleva a hacer una reflexión sobre la condición humana". Según Fernández Oyaregui, "podemos clasificar esta pintura como etno-simbólica. Etnos (pueblo que comparte sentimiento, lengua, cultura, y tradición) y ethos (espacio físico y comportamiento grupal). El cuadro constituye un documento sociológico y etnográfico, que ilustra como era el mercado de Elizondo, donde las etxekoandres vendían sus humildes productos".

El cuadro fue pintado en el año 1914, y fue incluido en el Salón de Primavera de 1914, y el éxito logrado se hizo eco tanto en Paris como en su Pamplona natal.

javier ciga Javier Ciga Echandi (1877-1960), nació y vivió la mayor parte de su vida en Pamplona, exceptuando sus estancias en Madrid y París, pero siempre estuvo muy ligado a Baztan. Su madre, Marciala Echandi Salaburu, era natural de Berroeta. Esta unión con el valle se acentuó tras casarse con la elizondarra Eulalia Ariztia en 1917, y el valle quedó plasmado en muchas de sus obras, a través de su paisaje, su gente y sus costumbres. Además de su faceta de pintor, también fue maestro, proyectándose su influencia en la siguiente generación de pintores.

Otro aspecto destacable en la vida de Ciga fue su compromiso político. Defensor de la lengua y cultura vasca, participó activamente en prácticamente todas aquellas instituciones afines a esta causa. Desempeñó el cargo de concejal en el Ayuntamiento de Pamplona por el Partido Nacionalista Vasco al cual estaba afiliado. A sus 61 años, en 1938, es detenido, torturado y encarcelado, durante año y medio.

Como consecuencia de ello, se cortó su proceso creativo, lo que unido a sus problemas físicos de la vejez, influirán negativamente en su última etapa de 1939 a 1960, año en el que murió, a los 82 años de edad.