Desde que a media mañana el alcalde le ha confirmado que efectivamente será el encargado de lanzar el Chupinazo, Juan Carlos Unzué no se ha despegado del teléfono. "Estoy como loco ahora mismo. Además tenía una videoconferencia programada y ha coincidido con toda esta vorágine de llamadas", explica. Una mañana feliz y ajetreada para el exfutbolista y exentrenador. Y una oportunidad más para visibilizar la ELA y hablar de la enfermedad, como viene haciendo desde que le diagnosticaron.

-Su nombre se barruntaba desde hacía tiempo. ¿Cuándo le comunican la posibilidad de lanzar el Chupinazo?

Creo que mi nombre ya había salido antes de Navidad. Pero hasta la semana pasada no se puso nadie en contacto conmigo. De hecho, lo hizo el alcalde para explicarme lo que ha dicho públicamente, que era yo la persona que tenía en mente, pero que lo quería llevar a todo los grupos para que lo aceptasen también. Él creía que sí, que lo iban a aceptar... y me preguntó si me gustaría. Le dije que sí, claro que me gustaría.

-¿Hasta la semana pasada nadie había hablado con usted?

Exactamente. El propio alcalde es el que me llamaba, de la misma forma que hoy a media mañana me ha llamado para decirme que ya se lo había expresado a todos los grupos, y que para adelante. Yo encantado y agradecido.

-Estará contento...

Sí. Por una parte contento, porque al final tirar el Chupinazo a un navarrico le hace mucha ilusión. Tengo que decir, y me gustaría que la gente así lo perciba, que de esta manera ese día también va a ayudar a dar visibilidad a la ELA, a que se hable un día más de lo que es esta enfermedad.

-¿Ha tenido tiempo para imaginarse ese día desde que sonaba en las quinielas?

Los que me conocen un poco saben que soy de si lo veo, lo creo. No soy de generarme falsas expectativas ante algo que no sabes si realmente va a ser cierto o no. Así que hoy no me ha dado tiempo casi ni para pensar en ese día, con la de llamadas que estoy recibiendo.

-¿Alguna vez ha visto el Chupinazo desde la Plaza?

Tengo que reconocer que no he estado nunca en un Chupinazo desde ahí, pero sí lo he vivido desde la Plaza del Castillo algunos años. Y sobre todo he disfrutado mucho de San Fermín, y además acompañado de muchos amigos, tanto navarricos como los que venían de otras ciudades, excompañeros de equipos. San Fermín ha sido el momento perfecto para traerlos a la ciudad y para pasar unos días fantásticos.

-Ha sido sanferminero entonces.

Sí. Partamos de la base de que vivimos en un pueblo, que aunque Orkoien esté muy cerquita de Pamplona en los años de adolescencia estabas lejos. El primer recuerdo que tengo es ir el día de San Fermín a comer a casa de mis tíos, y ya aprovechar ese día para salir un rato por la ciudad. Pero en Orkoien no era la fiesta que era en Pamplona. A partir de ahí, tengo recuerdo de chaval, como adolescente. Siempre me ha gustado la velocidad, los riesgos... y mi sitio favorito eran las barracas. He pasado muchas horas montado en todos los cacharros. Y después, ya de adulto, sobre todo en la época de jugador, convocábamos a amigos y aglutinábamos todo en 24-48 horas. No éramos capaces, ni yo ni mis amigos, de aguantar 7-8 días como muchos aguantan. Venían el mismo día, desde comer, ir a los toros, pasar la noche evidentemente disfrutando de todo, y ver el encierro. Algunas veces tras la valla y otras desde la plaza.

-¿Ha corrido delante de los toros?

No he tenido la suficiente confianza o fortaleza. Me hubiese gustado mucho, pero... Una vez estuve muy cerca y no fui capaz de saltar la valla. Estuve en la valla y dije, 'venga, este es el momento'. Después, cuando vi pasar los toros y lo grandes que eran, pensé: 'has tomado una buena decisión, Juan Carlos, que esto va muy rápido'. Además las condiciones en las que estaba tampoco eran las perfectas para correr un encierro...

-Los Sanfermines no parecen lo más recomendable para la vida de un deportista de élite.

Así es. Pero bueno, esas 24-40 horas íbamos a full. En San Fermín o estás o no estás, no hay medias tintas. Sobre todo con esa edad también, que aguantas todo.

-No está mal debutar en la Plaza del Ayuntamiento desde el balcón y además lanzando el chupinazo.

La verdad que sí, no está mal el estreno.

-¿Qué tal se encuentra?

Limitado, cada vez un poco más. Para la movilidad sobre todo. De momento es lo que me limita. Voy con una silla de ruedas ya para todo lo que hago fuera de casa. En el piso aún soy capaz de dar unos pasitos, pero cada vez con menos seguridad. Limitado en el aspecto físico de una forma enorme ya, aprendiendo a dejarme ayudar para cosas tan esenciales como ducharte, vestirte o secarte. Nunca hubiera pensado que con 54 años iba a tener que pedir ayuda, pero por suerte tengo ahí a mi mujer, a María, que siempre está cercana y con ganas de echarme una mano en lo que necesite. Y a partir de ahí muy contento, muy fuerte mentalmente. Y días como hoy y momentos como el vivido hace un par de horas ayudan también a generar una energía positiva. Este Chupinazo, sí, es algo personal. Pero aunque yo esté solo, o posiblemente con algún compañero navarro de enfermedad, mi intención es que estemos en el balcón los 4.000 que conviven con esta enfermedad en España. E incluso, como esto es internacional, que todos se sientan allí representados.