Camilo Alejandro Medina y Marcela Cuervo decidieron hace ocho años y medio abrir la tienda Ttanttaka en Irurita. Sin embargo, hace apenas una semana, decidieron cerrarla para siempre.

Tomar esta decisión no ha sido nada fácil, pero la constante subida de precios de los últimos meses y la imposibilidad de competir con los grandes establecimientos los ha obligado, finalmente a tener que bajar la persiana de manera definitiva.

“Nosotros vinimos de otro país, llegamos al pueblo y nos recibieron muy bien” recuerda Medina. Los primeros ocho años al mando de la tienda fueron “muy bien”. Incluso durante la pandemia, recuerda que funcionaron “perfecto”. Han sido ocho años “buenos”, en lo que han trabajado duro pero en los que se han sentido muy a gusto.

Sin embargo, todo comenzó a torcerse hace unos ocho o nueve meses, “con la guerra de precios que se ha formado”. Según cuenta Medina, “todo comenzó a encarecerse de forma descontrolada” y, ante esta situación, “las tiendas pequeñas no tienen la posibilidad de competir”. “La gente que visitaba la tienda se iba dando cuenta de que todo subía, todo estaba caro… y se empezó a ver mermada la caja” recuerda. Según cuenta, a raíz de esto la gente empezó “a vivir con más miedo” y a pensárselo dos veces antes de comprar algo. Por supuesto, eso se fue notando cada vez más en esta pequeña tienda de Irurita, que fue viendo cómo sus ventas iban disminuyendo.

Ttanttaka era una tienda de ultramarinos de las de “toda la vida”, en la que vendían “un poco de todo” y que abría “de domingo a domingo”. Se habían especializado en fruta de buena calidad que traían desde Pamplona, pero con el encarecimiento de la misma, finalmente tuvieron que dejar de hacerlo. Además, también solían vender “bastantes chucherías” a los más txikis de Irurita.

Medina y Cuervo admiten que cerrar les ha dado mucha pena, pero al final, “los números son los números”. “Hay que meter muchas horas, cada vez se vende menos, es todo más caro y, al final, lo que te queda es cerrar” explican.

A la gente le da mucha lástima, pero también lo comprende. Al final ellos también quieren ahorrar lo máximo posible y nosotros, naturalmente, lo comprendemos. “Es normal, claro. Nosotros también buscamos lo mismo” dice con naturalidad. Por eso, y siendo conscientes de que una guerra de precios con los grandes comercios “no va a ningún lado”, decidieron, que, “antes de que esto realmente afectase a nuestra economía, era mejor cerrar” reconocen un tanto apenados.

Como es habitual en este tipo de tiendas, Ttanttaka también contaba con su grupo de clientes habituales. Al tomar la decisión de cerrar, también sintieron lástima por ellos y, sobre todo, por los clientes más mayores. “Hay personas mayores que igual no tienen coche para ir a otro pueblo a hacer la compra, o que no tienen a nadie que se la pueda traer…” lamentan. Y es que tener una tienda en un pueblo pequeño tiene muchos beneficios de los que no se suele ser consciente.

Una vez cerrada la tienda, esta pareja ha decidido tomar otros caminos. Medina ha comprado una licencia de taxi, mientras que Cuervo ha encontrado un nuevo trabajo. Así pues, tras despedirse de Ttanttaka ahora han decidido reinventarse y seguir hacia delante de la mejor manera posible.