El Gobierno de Navarra acomete la recuperación y protección de la portada de la iglesia de la Magdalena de Tudela
Estimado en 300.000 euros sale a licitación para tratar de evitar la progresiva destrucción a que está sometida su piedra campanil, como sucedía con la catedral
El Gobierno de Navarra invertirá casi 300.000 euros en la restauración y protección de la portada de la iglesia de la Magdalena que pasará a tener una especie de porche tal, y como se realizó en la iglesia de Santa María de Olite, para proteger las esculturas y evitar la fragmentación de la piedra campanil que se ha acelerado en los últimos años. Estas obras se acometen después de los estudios y análisis que se realizaron en 2014 y que surgieron como consecuencia de los daños que se descubrieron en la puerta del Juicio de la catedral, ya que la iglesia de la Magdalena está realizada en el mismo tipo de piedra. El departamento de Cultura ha sacado este viernes a licitación las obras con una duración de las mismas de 6 meses.
En el año 2014 el Servicio de Patrimonio Histórico renovó la cubierta, para solventar las escorrentías, y en 2015 se encargaron planos completos de la iglesia, con particular detalle de la portada, “para estudiar el problema de las arquivoltas y su solución”. La experiencia de los estudios y trabajos realizados en relación con la catedral de Tudela orientó sobre las posibles causas del daño y las posibles soluciones, se señala en la licitación. “En los últimos años el daño se ha acusado y han sufrido fuertes disgregaciones algunas piezas, lo que ha provocado la lógica preocupación y ha movido a promover el estudio del estado de la portada y de las tareas necesarias para su conservación”.
Uno de los descubrimientos que se realizaron en el estudio es que la portada de la Magdalena, al igual que la de la Catedral de Tudela, estuvo pintada y que aún se conservan restos de recubrimientos históricos de pintura en algo más del 25% de la superficie de la portada.
Dentro del proyecto se plantearon hasta tres opciones para proteger a la iglesia y se optó por la última que “consiste en construir una cubierta en línea con la solución diseñada por la Sección de Patrimonio Arquitectónico para proteger la portada occidental de la iglesia de Santa María de Olite. Propone una cubierta de estructura metálica con tratamiento de intemperie acabada en color marrón oscuro, formada por dos postes de sección circular, viga paralela a la fachada y costillas perpendiculares, con un solo faldón que vuele sobre la actual cubierta de laja de la portada y sobre la plataforma que antecede la portada, cubierto con cinc colocado sobre un entablado, y con dos planos de diferente y opuesta inclinación en la parte inferior, que oculten la viga y las costillas, cuajados con listones de alerce. La estructura tendrá puntos de anclaje al muro occidental de la iglesia, por encima de la cubierta de laja. Incidirá en las molduras de la parte inferior del rosetón que fue restaurado en su día. Como complemento, para proteger el lateral derecho del muro de la portada del sol matutino, se propone la colocación de una tela o estor perpendicular a la fachada, fijada arriba y abajo a sendos vientos de acero inoxidable, desde el nivel de la cubierta a uno ligeramente inferior a la imposta de la portada. Puede aprovecharse para imprimir una rotulación informativa sobre el monumento”.
Por otra parte se acometerá también la restauración del tímpano, que se encuentra rajado por varias partes, “se plantea una cartela a lo largo de su parte inferior fijada a una viga que encaje en unos soportes anclados en los muros de la embocadura. Requiere el desmontado de la puerta y el marco y una reducción de su altura”.
Como sucedió con la puerta del Juicio, en estos años se han ido cayendo fragmentos de las esculturas que se guardaron, por lo que también “se añade una revisión de los fragmentos desprendidos en los últimos años y recogidos. Así mismo, en el curso del estudio se han retirado algunos elementos con riesgo de desprendimiento inminente, de los que se han redactado seis fichas, tres de ellos de elementos escultóricos”.
El estudio analiza que los principales factores que han afectado a su degradación, además de la construcción de la piedra campanil especialmente sensible a estos factores, son el agua del terreno (bien por escorrentías, limpieza urbana o el nivel freático) que afecta a la parte inferior de la portada, el agua de lluvia, el agua de condensación y el excesivo soleamiento (da el sol desde el amanecer hasta el mediodía en el lateral derecho) que afectan especialmente a la parte lateral derecha.
La iglesia de la Magdalena de Tudela está construida con el mismo tipo de piedra caliza campanil que la catedral de Tudela y también ha sido objeto de reparaciones y reposiciones con este tipo de piedra, en fechas posteriores a la realizadas en la catedral, y también colocada con mortero Portland, en concreto en el muro y la portada occidental. Así mismo se cerraron con hormigón aperturas que tenían los muros, luego cubiertas con sillares, y se empleó mortero de cemento en la reconstrucción de la cubierta de lajas de piedra. “Por este motivo tienen interés los estudios realizados a lo largo de los últimos veinte años para la catedral, que caracterizan la piedra y estudian los mecanismos de alteración, tanto los específicos de la piedra como los originados por la introducción de morteros de cemento en la restauración”.
El estudio explica que la piedra caliza campanil se localiza en la orilla izquierda del Ebro, opuesta a la ciudad. Ha sido empleada en otros edificios de Tudela -iglesia de la Magdalena, iglesia de San Nicolás, puente sobre el Ebro- y de localidades próximas -iglesia de San Juan de Jerusalén de Cabanillas-. “Desconocemos la ubicación concreta de las canteras que abastecieron la construcción de la iglesia. Las reposiciones en las restauraciones de sillares, esquinas, jambas, y piezas de cornisa e imposta y de un capitel fueron realizadas con piedra caliza campanil”.
La iglesia de Santa María Magdalena de Tudela, que en la actualidad ya no es considerada parroquia, tiene una larga historia, pues ya existía dedicada al culto cristiano bajo la dominación musulmana. En un principio parece que existió un templo mozárabe sobre el que luego se levantó el actual edificio románico de la segunda mitad avanzada del siglo XII. Este es de una nave de trazado irregular y eje desviado, dividida en siete tramos, cuya planta rectangular, en opinión de Uranga e Iñiguez, “debe seguir la disposición de la primitiva fábrica mozárabe. Al ser reconquistada la ciudad en 1119, la donó Alfonso I el Batallador a la Catedral de Pamplona y a su obispo Guillermo, por la ayuda que este prelado prestó al monarca en la toma de varias ciudades; después el obispo don García la cedió al de Tarazona, quien le dio a cambio la parroquia de Arguedas; por último, en 1235 pasó a ser propiedad del prior de Tudela, que en su lugar entregó la iglesia de Sorbán.
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