El Ayuntamiento de Burlada estudia potenciar la iluminación de los pasos de cebra de la avenida María Azcárate con el fin de mejorar la seguridad de los peatones en el que se ha convertido en un punto negro de tráfico por el número de atropellos. El último de ellos tuvo lugar el pasado domingo por la tarde -20.14 horas- cuando un joven de 24 años de edad fue arrollado por un turismo a la altura del número 43 cuando cruzaba por dicha vía. El anterior se produjo en la misma calle, el pasado día 7. La vecina de Burlada Ana María Zandio, de 88 años, sufrió heridas graves, junto a un un varón de 45 que también resultó herido, falleció el pasado miércoles. En este caso, el accidente tuvo lugar a la altura del tanatorio Irache y se dio la circunstancia de que fue una tarde extremadamente lluviosa. 

La alcaldesa de Burlada Berta Arizkun aseguró ayer que desde el equipo de gobierno se va a encargar al departamento de Obras comprobar in situ si es necesario dotar de mayor iluminación a los pasos de cebra para mejorar la visibilidad en los cruces en una zona donde, además, coexisten nada menos que cinco centros educativos y el tanatorio Irache por lo que el paso de peatones es continuo. “En todo caso, no creemos que el flujo de tráfico haya aumentado, sobre todo desde que Villava reordenó el tráfico en la calle Ezkaba y rotonda de Bidaburua con el objetivo de reducir el paso de vehículos que utilizan el municipio únicamente como zona de tránsito”, señaló. Tampoco se descarta la opción de elevar todos los pasos de cebra para reducir la velocidad de los vehículos coincidiendo con las obras del nuevo carril bici. El proyecto ya redactado conectará el carril bici de Areta (camino del cementerio) con la futura urbanización de la zona de embutidos Ciganda, así como al municipio de Villava.

Pese a todo, María Azcárate y la calle Mayor de Burlada siguen siendo una zona de paso para vehículos que proceden de otros barrios y municipios como Sarriguren o Erripagaña, y que utilizan la NA-2306.

La avenida María Azcárate cuenta con dos pasos de cebra elevados de los cuatro existentes y está señalizado para que la velocidad máxima sea a 30. Existen a su vez dos rádares pedagógicos (en los que aparece una cara sonriente o enfadada), uno en cada sentido de la vía, y periódicamente se seguirán instalando controles de velocidad reales, el último el pasado 27 de enero, y que son publicitados por redes sociales en los días anteriores al control.