Javier Octavio de Toledo Armisen ha prendido este miércoles la mecha de las fiestas de Liédena cuando el sol se abría paso en una mañana gris, que el alcalde, Ricardo Murillo Delfa dijo no recordar en sus diez años al frente del Ayuntamiento.

Ha sido, precisamente, la Corporación que él preside la que le designó para lanzar el cohete en agradecimiento a él y a su familia por abrir las puertas de San Juan de Cortes al pueblo cada 1 de mayo para celebrar en unión la romería de la que consideran su ermita, sita en su propiedad desde 1904.

“Es una generosidad que ya brindó su padre, Javier Octavio de Toledo y que él mantiene. Además , su simpatía y cercanía le hacen merecedor a nuestro juicio”, argumentaba el alcalde.

El protagonista se rodeó de sus amigos de la Sociedad Liédena/Ledea Elkartea a la que pertenece y tranquilamente, al grito de ¡Vivan las Santas Reliquias! dedicó el lanzamiento al pueblo, a sus gentes y al vino que le da fama. La fiesta estalló con balones y caramelos al son de la música de la Goxo Txaranga.

Abogado dedicado a la agricultura, “lo que más me gusta”, este vecino de 51 años es una de las 355 personas empadronadas en la villa , algo de lo que presumió con orgullo manifiesto al expresar “el honor, privilegio y la emoción” que sentía por el gesto en correspondencia a la romería:“Un día de fiesta popular, tradición y amistad”.

Un único pañuelo

El niño Liam Isai Acosta, de cuatro meses de edad fue el único niño que recibió el pañuelo de bienvenida del alcalde, Ricardo Delfa, a quien acompañaron las concejalas: Pilar Alcolea Sancho, Marta Carlos Carrasquilla, y Miriam Galé De Miguel.

A Liam, hijo de Isai Acosta y Mirza Zelaya, le rodearon también su hermana, Hadassa Acosta, su abuela paterna, Norma Medina y su tio, Isaac Acosta. Originarios de Honduras, siguieron el camino de Norma, que les precedió hace 20 años, se instaló en la zona y trabajó en la hospedería de Leire, donde también desempeñaron sus servicios sus hijos, Isai e Isaac. El padre del pequeño Liam, Isai, es ahora empleado de Goikoa, en Sangüesa. “Cambié de trabajo para poder conciliar con la familia. La hostelería es muy sacrificada. En Leire trabajé de cocinero y camarero”, relataba.

Hace seis años que residen en Liédena, en donde se encuentran a gusto. “Disfrutamos de una vida tranquila y estamos contentos”, declaraban al tiempo que añadían que les gustaría contar con algún niño más y expresaban la confianza de que disfrutará de la vida en el pueblo con otros niños y niñas.

Dinamización

La misma esperanza manifestaba el alcalde, Ricardo Delfa, para quien el hecho de que solo un niño reciba el pañuelo rojo es síntoma de crecimiento, aunque sea mínimo. Refiere a la despoblación como uno de los principales problemas de la comarca, aunque no sea el caso del pueblo que gobierna desde hace una década.

“Hacemos lo que podemos para incentivar: ayudas a las familias para las extraescolares de sus hijas e hijos, a las sociedades, con partidas económicas de 14.000 euros para promover la cultura; promocionar la villa más allá de Navarra con concursos literarios como El último viaje del Irati...

Apunta, no obstante, que “es necesario poner en marcha un plan específico para esta zona, no más estudios ni diagnósticos. Desde mi primera legislatura lleva sobre la mesa el tema del transporte comarcal, y en resumen, puede decirse que que demandamos las mismas necesidades al Gobierno que hace diez años”. Confía en que se le de pronto un empujón a la Vía Verde. “Tenemos ilusión por dar forma al embellecimiento de la vieja estación del tren y contamos con 200.000 euros de los PSTD (Plan de Sostenibilidad Turística en Destino). Sería un atractivo para dinamizar Liédena y la zona”, auguraba en su “día favorito”.

El cohete dio paso a la kalejira encabezada por la pancarta de la Sociedad Liédena/Ledea Elkartea portada por las jóvenes. “La hicimos hace tres años, cuando creamos la asociación para acompañar a la txaranga. Muestra con orgullo el emblemático tren Irati, la txaranga que esperamos recuperar (este es el primer año que no toca la local), las fiestas señaladas del año rodeadas por los nombres de las cuadrillas desde principios del siglo XX”, resumía la presidenta, Idoia García Puyada junto a Ana Mari Ventura Marturet, antes de recorrer con ella las calles del pueblo, llenas de música y vestidas de blanco y rojo hasta el domingo.