La memoria gráfica de Sakana, sobre todo Altsasu, debe mucho a Martín Fernández de Garayalde y Lazcano, Txoklitos, fotógrafo que tomó el relevo a Prudencio Arrieta cuando se trasladó a Tolosa en 1911 después de dos décadas en la villa. Precisamente, el pintor y fotógrafo de Leitza fue su maestro.
Y es que a su llegada a Altsasu en 1887 se hospedó en la fonda que regentaban los padres adoptivos de Martín Fernández, nacido en 1868 y acogido en la inclusa de Pamplona con el nombre de Marcos Ochoa Expósito. Casado con Regina Larrea Celaya, tuvo seis hijos de los cuales sobrevivieron dos: Juan Cruz, nacido en 1899, y Manuel, de 1907. Ambos llevaron por apellidos Ochoa Larrea en los registros.
“El apodo es quizás por su afición infantil al uso de txokles, nombre que se da en Alsasua a los zuecos”, apunta Ricardo Prim Goikoetxea, estudioso de la historia de Altsasu que ha buscado en archivos y hemerotecas su trayectoria.
Persona inquieta, Txoklitos fue carpintero y agente mercantil de seguros además de ayudar en el negocio familiar. De su faceta como fotógrafo hay fotos suyas, firmadas con M. Fernández, en la revista Novedades de 1912, junto con Arrieta, cubriendo actos locales en Etxarri Aranatz, Estella o Los Arcos. Ese año también publicó en la revista La Hormiga de Oro, para la que cubrió en 1913 la inauguración de la iglesia de los PP. Capuchinos de Altsasu.
Serie fotográfica
El impulso definitivo le llegó en 1916 de la mano de Constantino Salinas, destacado socialista que fue vicepresidente de la Diputación de Navarra durante la República. Y es que tras volver a Altsasu como médico dos años antes, le encargó una serie fotográfica para ser vendida como postales en el puesto de prensa y lotería que su madre, Josefa Jaca, regentaba en la estación, con gran actividad en aquellos años.
Eran una decena de fotos, con temas de Altsasu así como dos fotos de Agurain, una de la fábrica de Cementos Portland de Olazti, una del mercado de Irurtzun y otra del desfiladero de Oskia. El grupo de Altsasu estaba formado por un par de vistas del barrio de la estación, un convoy de pasajeros pasando sobre el llamado puente segundo, la ermita de San Pedro, en la que el propio Constantino aparece junto a su amigo Isidro Zornoza, y finalmente la casa levantada en 1889 por el ortopédico Pedro Prim, adquirida en 1922 por la familia Zornoza, que poco después habilitó en la planta baja el famoso Txoko-Zar.
“Martín Fernández desarrollo su actividad profesional hasta posiblemente los albores de la República, incorporando su sello en el marco o reverso de fotos. Disponemos de dos muestras, una de noviembre de 1917 de la familia Prim, quizás obtenida en su Casa de Salud, Clínica Ortopédica y Balneario de Alsasua, y otra de los quintos del año 1918 delante del Ayuntamiento”, apunta Prim. “En las casas habrá bastantes fotos suyas de esos años ya que hay constancia de retratos y fotos familiares. La pena es que, siendo su presencia relevante dado el tamaño de Alsasua, su obra no pueda serle atribuida sin estar firmada”, apunta.
Del destino de su archivo fotográfico poco ha trascendido. Tampoco de su final. “De su hijo Juan Cruz se conoce su fallecimiento en Ordizia en 1971, posiblemente soltero. El otro hijo, Manuel, fue un famoso manista amateur, formando pareja habitual con Adrián Amundarain atrás. Electricista de profesión, debutó como pelotari en 1927 y estuvo en activo durante algo más de dos décadas, con algún retorno ocasional. En 1942 y 1943 fue campeón de Navarra y de España con Justo Dufur de zaguero”, apunta Prim. A comienzos de los años 60 se trasladó a vivir a Tolosa, donde falleció en 2001. Si bien se casó, no tuvo descendencia.