La consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, ha realizado la entrega, de forma simbólica, de las llaves de la torre Dorrea de Irurita, a Joseba Otondo Bikondoa, alcalde del ayuntamiento del Valle de Baztan. El edificio ha sido completamente restaurado, durante los últimos cinco años, por el Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra con una inversión total de 982.356 euros.

La devolución de las llaves se ha realizado en un acto de inauguración celebrado en la torre, que ha incluido una visita guiada realizada por el arquitecto del proyecto, Leopoldo Gil Cornet, que ha explicado los pormenores de la rehabilitación.

La torre Dorrea, propiedad del ayuntamiento del Valle de Baztan, está en la localidad de Irurita y fue declarada Monumento Nacional en 1949.

La torre es un edificio de planta rectangular de 15,50 x 12,00 metros, que consta de planta baja que, en su tiempo, alojó al ganado; primera y segunda, destinadas a vivienda; y una tercera planta que se usaba como granero, secadero o desván. A la planta baja se le adosa una escalera exterior cubierta, patín, que da acceso al piso principal.

El edificio se encontraba en estado próximo a la ruina con riesgo de hundimiento inminente, por lo que en 2014 la Dirección General de Cultura colocó un estabilizador que impidiera su caída, y poco después comenzaron los trabajos de restauración.

En el año 2016 se desmontó la estructura de madera y se consolidaron los muros, solventando los factores de ruina del edificio. Entre los años 2017 y 2019 se abordaron las intervenciones más significativas. En 2017 se reconstruyó la estructura de madera, incluida la cubierta, y el entablado y la escalera, y se restauraron los muros, retirando progresivamente el estabilizador. El gasto de estos trabajos ascendió a 593.557,49 euros.

La última fase, entre 2018 y 2019, con un gasto plurianual de 319.418 euros, tuvo por objeto la adecuación del interior del edificio: tratamiento de la madera, colocación de rodapié, reposición del suelo del patín exterior de acceso y restauración de la barbacana. También se ha trabajado en el entorno que rodea la torre, ha explicado en un comunicado el Gobierno de Navarra.

En el transcurso de las obras se constató que, tal como intuían los arquitectos, Dorrea tuvo un elemento de remate que sobresalía del tejado, tal vez similar a las dos torres de la localidad vecina de Arraioz. Se pensaba así porque la cubierta estaba resuelta a cuatro aguas, es decir, sin caballete o cumbrera, como si se tratara de una planta cuadrada, aunque realmente es rectangular. En efecto, se ha comprobado que quedaban restos de una estructura de cubierta que podrían conformar un remate de la torre a modo de palomar.

El proyecto en su conjunto fue redactado por Leopoldo Gil Cornet, arquitecto, con la colaboración de Alicia Huarte Huarte, aparejadora, del Servicio de Patrimonio Histórico. La empresa adjudicataria de la obra fue Construcciones Leache.

Ahora queda acondicionar el camino de acceso a la torre para disfrute de los visitantes. Se pretende que este singular edificio pueda incorporar en su interior elementos expositivos sobre la historia y arquitectura de la torre, así como de otras del valle y su entorno. Estas tareas correrán a cargo del ayuntamiento del Valle de Baztán.