Nació en el Castillo de Javier el 7 de abril de 1506, se han cumplido 515 años, fue bautizado con el nombre de Francisco Javier y sus apellidos eran Jasso y Azpilikueta, hijo de Juan y de María. El menor de seis hermanos, María, Magdalena, Ana, Miguel, Juan y él mismo, el único que seguiría los caminos de la iglesia y acabaría siendo santo co-patrono de Navarra, por cierto que después de gruesa polémica en el siglo XVII con el San Fermín de Pamplona.

La bronca parece que fue considerable entre los partidarios del santo pamplonica decapitado en Amiens que quizás el próximo año vuelva a festejarse en la capital, y el propagador del cristianismo en las Indias Orientales. Tal fue la cosa entre las Cortes de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona que tuvo que intervenir el Vaticano, que, para no mojarse, adoptó la salomónica decisión de hacer patronas a los dos aunque Navarra, al final, celebre su fiesta institucional el 3 de diciembre, fecha de fallecimiento de San Francisco Javier en 1552.

El escudio familiar de San Francisco Javier

La ermita

Precisamente, fue a finales de esa época cuando en el pueblo de Azpilkueta, uno de los más bonitos e intactos del Valle de Baztan y quizás en afirmación de los sentimientos locales es cuando se erige la ermita a San Francisco Javier, la única existente en Navarra a él dedicada. Era el año 1687, según reza la inscripción que figura tallada en madera y preside la entrada al oratorio, junto con la de 1999 que es cuando fue restaurada.

La ermita se encuentra en el barrio de Apaioa, uno de los cinco que, con los de Arribiltoa, Urrasun y Zuaztoi, y el núcleo digamos urbano de Elizegia, forman la localidad, una de las más interesantes de Baztan por su arquitectura casi inalterable. Se trata de una construcción rectangular de gruesos muros laterales y de fondo, con piedra de sillería en el frente y en la fachada retranqueada para permitir un soportal, con puerta central y dos ventanas enrejadas a los lados desde las que se pueden seguir los oficios.

Con tejado a dos aguas, al frente cuenta con una viga central sobre la que, en dos mitades, luce la inscripción: "1687 Francisco Javier Sainduaren Ermita 1999", tallada en su día por el artesano local Salvador Ariztia (+). El retablo es modestísimo con una sencilla pero muy bonita imagen del santo, lo mismo que el mobiliario que se reduce a bancos corridos con dos pasillos a los lados.

Todos los años

Los vecinos, todos los años, acuden puntuales el 3 de diciembre, a participar en la misa que se ofrece el día del fallecimiento del santo. En Azpilkueta, curiosamente, no hubo polémica por decidir quien sería patrón de Navarra, fueron por la calle del medio y tienen ermita de San Francisco Javier, y de San Fermín que es cuando ahora celebran sus fiestas, por más que su patrón es San Andrés, por el que habrá misa mañana, 30 de noviembre, y festejarán con algún detalle.

El que más sabe de todo esto es Juan Felipe Franchez, nacido en Irurita, de 93 años, titular de la parroquia desde el 13 de diciembre de 1961 hasta el pasado 2020, 59 años ahí es nada, oficiando la misa por San Francisco Javier. Este año no lo hará, porque aunque lo hace en la Residencia de Elizondo donde vive prefiere "no arriesgar, por la edad", pero sí estará en espíritu junto a quienes han sido por tanto tiempo sus feligreses.

Juan Felipe Franchez, párroco más veterano de Baztán, con la reliquia del santo.

La única

En escritura fechada a 8 de abril de 1687 consta que esta ermita se construyó "por la devoción que tiene (el pueblo) al glorioso apóstol... y para consuelo y devoción de sus moradores por la que tienen al santo como engendrado en dicho lugar". En efecto, este pueblo tiene a honor ser cuna de María, la madre de San Francisco Javier, igual que los autores que defienden que al marchar tras alguna de sus estancias aquí "llevaba ya en sus entrañas" al más grande misionero navarro para la cristiandad.

Y la ermita es, según parece y sin que se conozca otra, la única encomendada al santo de las Indias que hay a lo largo y ancho de toda Navarra. Entre las 1.721 que contabilizó Tomás Masito López Sellés y las dos mil que Fernando Pérez Ollo pensaba que existieron, no hay otra dedicada al santo en cuyo aniversario el próximo viernes será el Día institucional de Navarra.