Hace una semana la gran mayoría de los 72 ayuntamientos y muchos de los cerca de 80 concejos de Tierra Estella vivieron la ceremonia de la asunción de cargos. Los nuevos ediles eligieron la figura del alcalde en plenos que en general se vivieron con normalidad democrática aunque en esto también hubo alguna excepción que es posible que, a estas alturas, haya penado a quien la protagonizó. Si algo caracteriza una democracia es el respeto a que gobierne la lista más votada, bien porque así lo decida la mayoría absoluta surgida de las urnas o por la suma de los concejales que se han puesto de acuerdo en elegir a un alcalde o a sabiendas de que, en caso de empate, la que se lleva la alcaldía es la lista más votada. Hemos visto el papelón que a unos cuantos concejales les ha tocado jugar. A veces la política general de los grandes partidos se extralimita de sus funciones y manda consignas de voto muy concretas que irrumpen en los plenos como elefante en cacharrería. Esto ocurrió el pasado sábado, donde el protagonismo de muchos concejales del PSN por no alcanzar acuerdos los colocó en una situación que no todo el mundo entendió. A veces la pertenencia a un partido tiene este tipo de servidumbres que poco tienen que ver con los engranajes de la política municipal donde los acuerdos por sacar adelante los proyectos deberían estar por encima de otras cuestiones por muy prioritarias que sean para algunos partidos. Si no hay mociones de censura que lo impidan, quedan cuatro años para mostrar ese talante que, ya lo dijimos aquí, poseen los buenos alcaldes para llegar a acuerdos que les den la oportunidad de sacar adelante una legislatura de provecho. Y, en fin, ésa es ahora la tarea principal.