Los seis toros de la ganadería afincada en Olite, Hermanas Azcona, fueron los encargados ayer de dar comienzo al primer encierro de las fiestas de Tafalla. Una carrera rápida y limpia que no superó los dos minutos y medio y en la que hubo 10 heridos leves que precisaron ayuda por erosiones o contusiones. Ninguno fue trasladado al Hospital Universitario de Navarra. Un varetazo y un toro que amenazó a los mozos trotando por la acera fueron los instantes con más riesgo.

Los mozos nerviosos por el inicio del primer encierro de las fiestas, se encontraban posicionados en las calles minutos antes. A las nueve en punto y tras el estallido del cohete, las puertas del corral se abrieron y el encierro dio comienzo. Tanto los morlacos como los cabestros se despistaron un poco en la salida y necesitaron la ayuda de uno los pastores, que tras guiarles hasta la calle abandonó el recorrido y se subió al vallado. 

Los seis bureles comenzaron juntos, pero en la recta de la avenida de Severino Fernández, se vio como la manada se dividía en dos grupos; primero se encontraban tres toros acompañados de cuatro cabestros, y tras ellos se hallaba el resto, algo rezagados. 

Corredores frente a los toros segundos antes de llegar a la curva de la Estación. JAVIER BERGASA

Ya casi al final de la recta, uno de los toros que iba delante hizo el amago de desviarse subiéndose a la acera, sin embargo, pronto volvió a bajarse y continuó por la carretera. Ese desliz casi le pasó factura al animal, que tras coger mucho la curva estuvo cerca de chocarse contra el vallado. Una vez superada la curva de la Farola, la manada se reagrupó y enfiló junta la avenida de Sangüesa. 

Este primer tramo lo recorrió Pablo Sanz, vecino de Zizur Mayor que aunque ya ha estado un par de veces presente como espectador, este año se animó a correr por primera vez. “Ha habido mucha gente, para ser la primera vez ha estado bien, estoy contento”, explicaba. Era su primera vez corriendo en Tafalla, pero tiene algo de experiencia delante de los astados: “Suelo correr en San Fermín, y también he hecho encierros en Alfaro y Lodosa”.

En la recta final de la avenida Sangüesa llegó uno de los momentos de mayor peligro del encierro. Fue cuando un corredor estellés se vio encerrado por la veloz carrera de los bureles, con uno de los morlacos que aceleró y barrió hacia su lado izquierdo donde se encontró al varón, emparedado entre el vallado y el toro. En ese instante, lanzó un derrote al corredor, que con un curioso salto, evitó la cornada, pero no un varetazo que agujereó su pantalón. 

Los amigos Ion Díaz y Ion Beristiain, ambos naturales de Pamplona, corrieron por primera vez el año pasado y estas fiestas han repetido. “Iban juntos, muy tranquilos y muy bien”, comentaban. “No hacían el amago de acercarse y nosotros no hemos tenido ningún incidente. Sin embargo, un amigo nuestro se ha tropezado y ha sufrido un golpe”.

En la curva de la Estación, la manada llegó muy compacta con un toro azabache liderando tímidamente. El giro no ralentizó apenas la carrera de los mozos, en la que gran parte de ellos, a la llegada de la manada, se retiraron hacia el lado con acera, justo al contrario en el que se encontraban los protagonistas. Solo unos pocos lograron continuar la trayectoria frente a las astas. 

Uno de los afortunados corredores que gozaron muy de cerca a los animales, se retiró al tablado sin llegar a salirse del recorrido, sorprendido por el toro más rezagado que estuvo a punto de darle un susto. A su vez, un mozo cayó al asfalto tafallés tras tropezar con otros corredores, protegiéndose muy rápido para evitar los pisotones de los cabestros más atrasados. 

El joven Javier Villafañe, vecino de Tafalla, se estrenó en los encierros en el tramo de la curva de la Estación. “Ha sido muy difícil coger toro puesto que estaban muy escorados. La gente no te dejaba ponerte frente a la manada.”, mencionaba. “Mañana probaré en otro tramo, ojalá tenga suerte y pueda tocar toro”.

El primer encierro finalizó con una manada reagrupada que enfiló el camino a los corrales de la plaza para posteriormente celebrarse la tradicional suelta de vaquillas.

Diez atendidos 

El servicio de enfermería de la plaza de toros atendió a diez personas por lesiones leves, la última, una señora local fue trasladada al centro de salud tras sufrir una caída desde el vallado mientras observaba el encierro. A.B. sufrió varias erosiones en rodilla derecha y codo izquierdo. G.L.T. recibió un golpe en el mentón y otro en el codo izquierdo. E.E, de Pamplona, se le curó una erosión en la barbilla en la propia enfermería de la plaza. A.Z.L, de 45 años, con una herida sangrante en la cabeza, y posteriormente tratada in situ. C.C, de Estella, presentó un varetazo en el muslo derecho sin consecuencias. V.B. se le observaron erosiones en la rodilla izquierda y el codo derecho. J.R. sufrió una erosión en el codo derecho, y S.M. de 24 años, presentó una erosión en rodilla izquierda.