altsasu - La sima de Otsoportillo volverá a ser mañana un lugar para recordar a todas las personas asesinadas tras el golpe militar de 1936, tal y como viene repitiéndose todos los primeros domingos de septiembre desde 1980. Y es que esta sima de Urbasa es símbolo de la barbarie desatada tras el alzamiento fascista, una fosa común a la que fueron arrojadas al menos 14 personas por sus ideas políticas y por su militancia. Los actos comenzarán a las 12.30 horas, después de una misa organizada por los familiares.

Este año se encargarán de organizar el homenaje los ayuntamientos de Olazti y Ziordia, fruto de un convenio de colaboración suscrito hace tres años por los ayuntamientos de Sakana para que esta sima fuera lugar de encuentro anual emblemático de la comarca y alrededores, un espacio para recordar a todas las víctimas, al margen de su procedencia, lugar de fallecimiento o dónde están ubicados sus retos.

Hasta la firma del acuerdo, el Ayuntamiento de Etxarri Aranatz organizaba el homenaje en colaboración con los familiares, uno de los primeros lugares de Navarra dónde se comenzaron a realizar este tipo de actos.

Lo cierto es que Otsoportillo ha sido uno de los seis primeros lugares inscritos en el Registro de Lugares de Memoria Histórica de Navarra junto con junto al Parque de la Memoria de Sartaguda, la Fosa de Olabe, la carretera de Igal/Igari a Vidángoz/Bidankoze, el Memorial de las Fosas del Perdón y la Escultura en memoria de la represión de la mujer, de Peralta /Azkoien con el objetivo de proteger, conservar y difundir los mismos con la finalidad de que sirvan como espacios de transmisión de la memoria y contribuyan a promover una cultura de paz y convivencia.

Una escultura de José Ramón Anda recuerda a las personas que allí fueron arrojadas, una obra que ha sufrido diferentes actos vandálicos. Situado muy cerca de la carretera, el lugar ha sido alterado en numerosas ocasiones. En 1979 se localizaron restos de catorce personas , y en 1982 los familiares, ante la falta de autorización para cerrar la sima, recogieron los huesos que pudieron rescatar en una caja metálica. Dos procesos de exhumación en 2016 y 2017 posibilitaron la identificación genética de siete personas, todas de la zona.