Las excavaciones realizadas en el solar de los futuros apartamentos tutelados de la residencia Torre Monreal han sacado a la luz 77 enterramientos de tudelanos y tudelanas que murieron entre los siglos XII y XV y que, siendo de religión musulmana, recibieron sepultura más allá de las murallas en un cerro lejano de la ciudad donde hoy se encuentra la Torre Monreal, el Corazón de María y la parte más elevada del Barrio de Lourdes de Tudela.

Este yacimiento, uno de los más relevantes que se han realizado en la ciudad, ha encontrado restos de personas que se encuentran dentro de fosas realizadas por el sistema de cubeta, que, según explicó el arqueólogo Oscar Sola, que ha realizado la excavación, "es de los más peculiares" ya que cuenta con una especie de escalón lateral y un hueco más profundo donde se deposita el cuerpo. Esto permitía dejar al fallecido, poner sobre él una tabla de madera, o una separación de arcilla u otro material, y sobre eso depositar la tierra para cubrir la fosa. De esa manera la tierra no tocaba al cuerpo.

El yacimiento, de unos 650 metros cuadrados, es continuación del que apareció hace dos años en las obras del colegio Torre Monreal, que tenía 1.300 metros cuadrados y donde aparecieron más de 360 tumbas de las que 264 contenían restos humanos identificables.

En total, sumando los dos yacimientos se han encontrado más de 440 tumbas, una cifra que se queda muy pequeña si se tiene en cuenta que, tras las catas realizadas, se estima que la extensión de esta necrópolis musulmana podría superar los 10.000 metros cuadrados y contener entre 5.000 y 6.000 cuerpos.

Según señaló Oscar Sola, además de por algunos de los hallazgos y por el sistema para realizar los enterramientos, la relevancia del yacimiento se estriba en "cómo han permanecido intactos un número tan elevado en esta zona tan urbanizada. Su tamaño la hace muy relevante, pero también su buen estado de conservación".

Entre las características de los enterramientos se encuentra que todos tienen el rostro orientado hacia el sureste, buscando la Meca y, frente a los encontrado en el primera excavación, en este caso todos son del tipo cubeta. Los esqueletos se encontraban a más de un metro de profundidad, algo que ha llamado la atención de los especialistas.

el marco histórico Hasta la llegada de Alfonso I El Batallador, la Tudela islámica abrazaba a sus habitantes en torno a la muralla de la medina que habían fundado 300 años antes. Los musulmanes enterraban entonces en laderas cercanas al río Queiles, al otro lado del foso que atravesaba longitudinalmente la calle Herrerías, tal y como demostraron los hallazgos analizados por Juanjo Bienes en el año 2006.

Pero la conquista echó de las murallas a los musulmanes que se quedaron, expulsándolos extramuros aunque posteriormente se construyó otro nudo fortificado que los acogía. De esa manera tuvieron que buscar otro emplazamiento alejado del núcleo habitado donde enterrar a sus muertos mirando hacia la Meca y ése lugar fue el descubierto este año. Como explicó Oscar Sola, arqueólogo responsable del yacimiento, "se tenían ciertos indicios de que en la zona de la Torre Monreal había restos óseos pero se pensó que podían ser de la Guerra contra los franceses o de alguna plaga de peste". Posteriormente se ha encontrado testimonio escrito de la existencia de esta necrópolis. En un documento del archivo de Tudela, de una cesión de tierras junto "a los fosales de los moros, junto a la Torre Monreal" y que data de 1530, lo que mostraría que ya se había dejado de enterrar. En el siglo XIV estaban contados en Tudela 279 "fuegos" de mudéjares, lo que representaría el 49% de toda la población musulmana de Navarra; en la Ribera la cifra ascendía a 613 fuegos (un fuego se toma como 5 personas).