Más confianza, más autoestima y a por un gran salto. Iker Arozena (Hondarribia, 23 años) confía en dejar atrás las molestias que lleva arrastrando en la espalda desde el pasado verano para poder competir en condiciones. En el horizonte, el Campeonato de España de Atletismo que se celebra del 1 al 3 de agosto en Tarragona. El año pasado, Arozena se proclamó vencedor estatal en pista cubierta en la modalidad de salto de longitud con 7,66 metros, superando a Fabián Mesa (7,47 m) y Ferrán Ramírez (7,34 m). Fue su primer oro en categoría absoluta después de haber sido campeón de España sub-23 en varias ocasiones. El atleta guipuzcoano asume, no obstante, que está varios peldaños por debajo de Eusebio Cáceres o Jaime Guerra, entre otros. Se lo toma como quien no tiene nada que perder: “Sé que no soy el mejor, pero eso mismo me motiva para querer superarles”, afirma.
El saltador estrella del Super Amara-BAT no siempre tuvo claro que quería especializarse en longitud
En 2024 saltó 7,85 m, su mejor marca y actual récord vasco. En 2021, con la ayuda del viento, alcanzó 7,87 m. No se resigna a llegar algún día a los 8 metros. El dígito mágico. “Para eso”, dice Arozena, “tengo que estar bien físicamente”. Y él no está al 100%. ¿Qué es lo que exactamente le pasa a su espalda? ¿De dónde vienen esos dolores? Según cuenta, en las resonancias magnéticas los médicos y especialistas no logran atinar con el problema y está “un poco mosca”. El saltador estrella del Super Amara-BAT no siempre tuvo claro que quería especializarse en longitud. A los 9 años empezó a interesarse por el atletismo, pero también jugaba a fútbol, como la mayoría de los niños en el pueblo.
Surf vs. monte
Pachangas y olas. Se considera “bastante deportista” y además de surfear en Hendaia y en otras playas de Iparralde, juega a pádel con sus amigos en el polideportivo Hondartza.
Escapadas. Reconoce haber descubierto tarde las excursiones de montaña y recuerda especialmente la subida a “un par de montes chulos” que hizo el pasado verano en Jaca.
En la ESO dejó el balón para centrarse en la pista. Y ahí, Arozena, inquieto y movido por naturaleza, se decantaba por las pruebas combinadas que aglutinan diferentes modalidades. “Me gustaban hasta los lanzamientos”, recuerda. En un momento dado se decantó por el salto de longitud. La razón es obvia y sencilla: se le daba especialmente bien. Habla maravillas del salto de pértiga, una disciplina deportiva compleja y peculiar, única: “Es la mejor prueba del atletismo. Una pasada. Si eres lo suficientemente hábil y no tienes miedo, se pueden llegar a hacer cositas, aunque igual cuesta un poco más”, cuenta.
En la actualidad, Iker entrena en el miniestadio de Anoeta cinco días a la semana bajo las órdenes del exatleta y exdirector técnico de la Real Federación Española de Atletismo Ramón Cid. Cid es todo un referente estatal y lleva más de 50 años inmerso en el día a día del atletismo.
Entrenador personal
Desde el pasado mes de septiembre, compagina sus entrenamientos en Anoeta con su labor como monitor en el centro deportivo Bat de Irun. Él es uno de los entrenadores personales del gimnasio, donde ayuda a alcanzar distintas metas desde a adolescentes de 17 años hasta “un grupo de mujeres de 60 que quieren mantenerse en forma”. Trabaja 18 horas a la semana allí y se muestra satisfecho con la experiencia: “Aprendes bastantes cosas sobre cómo entrenan los demás, los hábitos de la gente, te relacionas con muchas personas… Está muy bien”, asegura el joven atleta de Hondarribia. Arozena se ha graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte -tradicionalmente conocido como IVEF (Instituto Vasco de Educación Física)- y para completar su apretada agenda semanal está realizando un máster online en readaptación deportiva sobre lesiones en el deporte y la posterior readaptación a la competición. Falta hablar del Alarde, una cuestión casi sagrada en Hondarribia. El año pasado Iker desfiló por primera vez en la compañía Jaizkibel. “Me lo pasé muy bien”, afirma.
Iker Arozena. [Foto: Cedida]