El resultado de las elecciones forales y municipales de este 28-M mantiene una mayoría progresista que cuenta con parlamentarios suficientes para repetir la actual fórmula de Gobierno entre PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin (21 escaños) y el apoyo externo de EH Bildu (9). Y un espacio conservador con UPN y PP que baja de 20 a 18 actas y cede las otras dos que obtuvo Navarra Suma incluyendo también a Ciudadanos –que desaparece–, a la ultraderecha de Vox. Pero en este escenario aritmético y frío, las urnas también han introducido cambios importantes en la correlación de fuerzas entre las diferentes siglas de ambos bloques.

Así, en el arco del actual Gobierno, PSN y Contigo-Zurekin logran los mismo parlamentarios que hace cuatro años, pero la ola de EH Bildu, que se ha extendido tanto por Navarra como por la CAV, le ha permitido superar a Geroa Bai que se queda con 7 escaños, dos menos que hace cuatro años. Aunque la pérdida de votos no le impide a Geroa Bai seguir siendo determinante en la negociación para repetir la fórmula actual de Gobierno, el resultado abrirá una inevitable reflexión interna. Un sorpasso que incidirá en los pactos. Sin duda, EH Bildu es la formación política triunfadora en la noche electoral de ayer en Navarra y la que más reforzada sale de las urnas, favorecida tanto por su fuerte implantación municipalista en todo el territorio y la fuerza de Asirón en Iruña como por una campaña polarizada en el Estado en la que UPN y PP han alimentado las siglas y protagonismo de la izquierda abertzale como argumento contra el PSOE y Sánchez por sus acuerdos en el Congreso y en Navarra y han utilizado sin pudor alguno y con una caterva infame de falsedades el fantasma de ETA y del terrorismo como el principal contenido diario de su campaña política y mediática durante los últimos 15 días. Más aún tras la inclusión inicial de siete candidatos de EH Bildu en las listas municipales condenados por asesinato.

Chivite cuenta de partida con la ventaja de que la suma de PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin supera con 21 parlamentarios a los 18 que pueden sumar UPN, PP y los 2 de la ultraderecha de Vox, lo que le permitiría repetir la fórmula de Gobierno actual. Aunque en ese camino se pueden mezclar también otras necesidades de pactos en los ayuntamientos –el de Pamplona es el ejemplo más llamativo y donde el PSN ya ha dejado claro que se votará a sí mismo–, que inevitablemente formarán parte en una medida u otra de las negociaciones en ese bloque, que tampoco se presentan fáciles. Y en el espectro socioelectoral conservador tras la división de las derechas, UPN ha salvado los muebles manteniendo los 15 escaños que tiene desde 2015 y siendo lista más votada en municipios importantes además de Iruña, donde se ha beneficiado del voto útil contra EH Bildu, como Tudela, Estella-Lizarra y ayuntamientos de la Comarca de Pamplona.

Un resultado que tampoco le sirve para sumar una mayoría de Gobierno suficiente, que no ha evitado la llegada del PP y que ha posibilitado abrir la puerta del Parlamento de Navarra a la ultraderecha. Las consecuencias de la ruptura de las derechas están todavía por venir. Pero a día de hoy las posibilidades de UPN de recuperar el Gobierno parecen lejanas y además antes de finalizar el año se celebrarán elecciones generales en las que todo indica que, sometidas al mismo o mayor tono de polarización y confrontación en el seno del bipartidismo español, el PP será un rival aún más complicado si sigue en su apuesta por consolidar un espacio propio en Navarra. Chivite cuenta con todas las posibilidades de repetir como presidenta, pero al mismo tiempo tiene por delante unos resultados complejos de gestionar. Tiempo de reflexión y de mucha cintura política.