Como todos sabemos, Navarra es más grande que Pamplona. Y más importante. Aunque a los que vivamos en Pamplona se nos suele olvidar, lo que en mi caso concreto, por ejemplo y por mi trabajo, es grave, ya que muchas veces abusamos de escribir más de la cuenta de asuntos que solo nos suelen incumbir a los que vivimos aquí, por bastantes que seamos. Pero Navarra es más grande y más importante. También políticamente. Que en Navarra no gobierne la derecha y sí una entente más centrada fue el motivo por el cual hace 4 años Bildu permitió el gobierno que todavía sigue y nadie nos dice que en la situación actual no pueda suceder lo mismo, siempre y cuando al PSN no le cierre la puerta de reeditar la jugada el PSOE de Madrid.

Lógicamente, no sé qué hará Bildu o dejará de hacer, si querrá formar parte de ese hipotético gobierno o estar ahí en la sombra, ni si supeditará su apoyo a pactos municipales, pero la formación abertzale se ha mostrado en esto como un partido serio y parece tener claro que hay que agotar las vías para que Navarra no se rija por una entente UPN-PPN e incluso Vox. ¿Va a entrar en esta ecuación un ayuntamiento como el de Pamplona? Pues no lo sé, la verdad, porque ahora mismo la postura del PSN y de Elma Saiz parece muy clara: quiere ser alcaldesa ella siendo la tercera fuerza más votada a sideral distancia de Bildu, una aspiración legítima pero surreal. Por pedir, que no quede. No puedes pedirle a Bildu que te apoye en todo lo que haces y que te haga presidenta, alcaldesa y hasta Premio Nobel. Todo tiene un límite y supongo que estas semanas de negociaciones irán encaminadas a limar esas ínfulas, porque no puede ser que un partido te valga solo en el caso de que te dé pero sin tú dar nada a cambio. Otegi avanzó ayer que no quieren adelantar escenarios y que buscarán que no gobierne la derecha, pero que podría darse que no se abstengan con Chivite.