El Plan de Vivienda Asequible que ayer presentó el nuevo equipo de gobierno municipal para los próximos ocho años consigue rastrear solares vacíos por los diferentes barrios de la ciudad para impulsar hasta 1.600 nuevas viviendas públicas en diferentes modalidades y para diferentes colectivos entre los que destaca la figura de “alojamiento para emancipación juvenil”: pisos de pequeño tamaño, con uso rotatorio y servicios comunes, de precios muy asequibles, para jóvenes que necesitan independizarse, una urgencia vital por no hablar de la mayor crisis a la que se enfrenta nuestra sociedad, para los chavales que no pueden irse de su casa familiar hasta los 29,7 años (y sólo es la media). Destacan también algunos suelos reservados para dotaciones y servicios que ya no son necesarios y que, en su lugar, podrán albergar ahora vivienda protegida. También se habla de bajos comerciales que, en determinadas zonas, podrán transformarse en viviendas, o de urgir a promotores a movilizar solares de VPO retenidos a posta. Se apuesta además por la vivienda colaborativa para mayores o de cooperativas de vivienda tan habituales en Europa. Todo ello al margen de otros grandes crecimientos en Iruña como Donapea, Etxabakoitz o la zona de la UPNA que van de la mano con el Gobierno foral. Un esfuerzo por innovar y diversificar para atender una demanda social (10.000 persona en el censo sólo de Iruña) que ahora debería complementarse con un plan de ejecución inmediato para que no se quede en una mera declaración de intenciones. Estoy convencida de que el nuevo cuatripartito se va a jugar su credibilidad con este plan.