Roca Rey ha sido el único torero que ha pisado las arenas de la plaza de Pamplona dos veces en esta feria. Del éxito de su tarde anterior ya hablamos en la columna correspondiente. Le quedaba entonces una tarde en el esportón al peruano, la de ayer. Ahora mismo Roca, por el momento en que se encuentra, podría firmar directamente dos tardes en las siguientes cinco ferias. Su disposición en el ruedo es absoluta.
Siendo ya uno de los triunfadores de la feria, Roca se va a porta gayola en el primero de su lote (y en el segundo), recibe y centra el animal, lo lleva a los medios con repertorio de capote, responde en el quite a Pablo Aguado, abre de rodillas la faena de muleta receta juna faena de gran repercusión, tocando las teclas del animal hasta dominarlos como él quiere.
Crónica de la sexta corrida de la Feria del Toro de San Fermín 2024: otra roca del Perú
Y lo hace con formidables muletazos y, más a destacar, con unos naturales administrados de uno en uno, a muleta lanzada, embarcando y barriendo el tendido con los vuelos y jugando, a la hora de la verdad, una estocada de esas que son en sí una lección de tauromaquia. Habrá que conocer las razones de la presidenta para no otorgar la segunda oreja al peruano, pero mientras tanto la plaza entera corea Perú, Perú, como ya lo hemos escuchado otros años.
"Aunque en la plaza haya ruido, voy preparado para concentrarme en la faena o escucharlo con felicidad cuando quiero"
Le cantan El rey, pieza que tiene frases para toda la trayectoria de torero. Por si su disposición no queda clara, sale con las mismas intenciones a recibir a su segundo, a formarle un lío toreando a la verónica de rodillas y llevando luego al toro hasta unas series de mano baja que destilan inteligencia por los cuatro costados. Y la plaza entera con él.
Pablo Aguado tiene un cofre lleno de tesoros. Es el cofre del temple, del toreo de lentitud eterna, de composición natural de la figura que evoca torería por doquier. Sus alhajas son doblones, ayudados por alto, trincheras, trincherillas, cambios de mano, naturales y muletazos que, oh sorpresa, siempre tienen un trazo más de lo esperado. Y ese ritmo… El toreo de Aguado es pureza, es arte, es temple y empaque, es colocación que otros no practican. Y no miramos a nadie.