¿Cuánto se tarda en levantar un país?
Recuerdo los últimos años de nuestra posguerra, en que la gente necesitaba dos o tres trabajos mal pagados para subsistir, sin ningún tipo de derechos, ya que el que contrataba era el amo, palabra cuyas connotaciones, aún hoy, arrastran secuelas en algunas zonas de este país y cuando la mutua de accidentes era la casa socorro. Emigramos dentro de nuestro propio territorio y a medio mundo para salir adelante con un esfuerzo sobrehumano, hasta que finalmente, con la desaparición de un caudillo que nos hizo perder en su día todos los trenes del desarrollo y la imposición de otro, se nos dio esta caricatura de democracia que ostentamos.
Luego, después de entrar en la OTAN (un tributo que había que pagar) y ser aceptados en la CEE, empezamos a creer que Europa no acababa en los Pirineos. Los emigrantes que habían ayudado siempre desde el extranjero regresaron con sus ahorros, se crearon nuevas empresas, se nos abrieron mercados, la Comunidad Europea aportó dinero para fines de todo tipo, se incrementó el turismo y todo ello hizo que el final de los ochenta y los noventa fueran años en que nos pudiéramos haber consolidado social y económicamente como un igual en Europa. Por el contrario, lo que hicieron nuestros gobernantes fue un gigantesco alarde, en un principio, de incapacidad, incompetencia e irresponsabilidad, luego de mentiras, fraudes y estafas, y finalmente de despilfarros y burdos robos desfachatados con total impunidad, al amparo de un poder judicial que ya habían controlado, convirtiendo nuestra democracia en lo que es hoy, un totalitarismo.
Partidos que siguen ahí, alternándose en el gobierno, que acabaron con nuestra prosperidad económica, con las reservas que había, y que encima han creado una deuda descomunal de la que a duras penas podemos pagar los intereses. Setenta años de duro trabajo para volver en cuatro al subdesarrollo, una situación absolutamente dramática cuyos responsables inexplicablemente siguen en el Gobierno, mintiendo, haciendo promesas y tomándonos el pelo. ¿Cuándo dicen que hay que votarles otra vez?