A demandas justas, oídos sordos
la huelga indefinida que los trabajadores de los centros de atención a personas con discapacidad nos hemos visto obligados a realizar y la concentración que de manera continua mantenemos en la plaza del Ayuntamiento van camino de las dos semanas.
En cualquier sector productivo es impensable que una huelga pueda alargarse tantos días. Primero, porque los trabajadores tienen que estar muy cargados de razones para asumir semejante desgaste, pero también porque los responsables de la parte empresarial habrían sido destituidos mucho antes por incapaces.
Sin embargo, en nuestro sector, esa es la situación a día de hoy. Con la peculiaridad de que estamos hablando de un sector socialmente sensible, por las especiales características de las personas destinatarias del servicio que presta; muy vinculado a la Administración Pública que lo adjudica, y que lo único que estamos pidiendo es que se cumpla el convenio colectivo que tenemos firmado y que está vigente.
Pues bien, los responsables de la empresa Sarquavitae, adjudicataria del 87% de los centros de atención, no sabemos si por incapacidad, por prepotencia, por ambas cosas y, desde luego, por irresponsabilidad, hacen oídos sordos a nuestras justas reclamaciones. Y no hay nada más justo que exigir el cumplimiento de un convenio colectivo que, no lo olvidemos, en materia laboral es ley. Y todo esto ocurre, además, ante la indiferencia del consejero Alli, que es el responsable político de nuestro sector y de la situación que estamos padeciendo.
Somos plenamente conscientes de que, desde la aprobación de la reforma laboral, los empresarios tienen la sartén por el mango para hacer y deshacer en materia laboral. Pero provocar que un conflicto se enquiste, cuando está originado por la decisión unilateral de la patronal de dejar de aplicar el convenio para mantener los márgenes de beneficio empresarial, y teniendo en cuenta que estamos hablando de un servicio dirigido a personas discapacitadas, denota una preocupante insensibilidad.
¿Qué está haciendo la Agencia Navarra para Autonomía de las Personas (ANAP) para solucionar el problema? En nuestra opinión poco, tirando a nada. Si no, es difícil entender el viaje del señor Alli a Barcelona para reunirse con la empresa e instarle a que desbloquee la negociación, y que luego ésta convoque la mesa negociadora anunciando una propuesta "importante" y se presente con una oferta que nos parece insultante. Porque es difícil calificar de otro modo que nos planteen recuperar el complemento de capacitación, que nos han dejado de pagar, incumpliendo el convenio, si nos lo pagamos en parte nosotros, y que trabajemos más días por el mismo salario. ¿Esto es una propuesta importante? ¿Esto es todo lo que les preocupa el sector de la discapacidad?
Ni la ANAP ni la empresa que monopoliza la prestación de este servicio parecen tener el más mínimo interés en resolver el conflicto, devolviendo los derechos arrebatados a los trabajadores y unas condiciones laborales dignas, ni en normalizar el servicio. Así que nos vemos obligados a continuar defendiendo lo que por justicia nos pertenece.
La autora es representante de UGT en la mesa negociadora