El pasado 15 de junio releí varias veces el escrito de Alicia Ezker a propósito del consumo de alcohol en San Fermín. Posteriormente, el día 17, en un nuevo artículo decía “tenemos tendencia a rememorar el pasado”. Qué razón tiene. Hay hechos que no se olvidan nunca.
Hace unos cuantos años en Cartas al director felicité a la Policía Municipal de Pamplona por llevarse mi coche que no estorbaba, lo mismo que los demás que había aparcados.
Nuestro amor a la música nos llevó aquella noche al concierto en la plaza de los Burgos de un grande de Navarra: Pedro Iturralde. 02.30 horas. Cuando vamos a buscar el vehículo para volver a casa, a 25 kms. de Iruña, ha desaparecido como todos los demás estacionados. Menos un Mercedes (sería de algún jeque).
Al retirarlo, tras pagar la consabida multa, un agente me hace la prueba de alcoholemia. En aquellas fechas cité en mi escrito una frase: “¿A qué vino Hemingway a San Fermín? ¿A rezar? Aunque fuera Nobel de Literatura era un borrachuzo”.
Días después publicaron la crítica de alguien calificando de lamentable lo expresado. Mi biblioteca es muy modesta. Selecciono autores y temas según los encuentro en las librerías, en especial las del Alde Zaharra de Iruña. Hace años que leí la biografía de este señor. Quizá la expresión fuera dura, lo que no evita la realidad. La mezcalina ingerida lo llevó al suicidio. Como muy bien dice Alicia... “se aprende de lo vivido”.